Guerra en el Ártico cerca de la frontera con Rusia: Noruega acogerá de forma inminente bombarderos pesados supersónicos estadounidenses B-1B.


Unos 200 aviadores de las Fuerzas Aéreas estadounidenses se han desplegado en la base aérea noruega de Ørland, cerca de la costa occidental del país, para preparar el despliegue de bombarderos pesados B-1B Lancer. 
 
Esto se produce en medio de una creciente presencia militar estadounidense en el país, centrada en la guerra del Ártico, y en un momento de creciente cooperación en materia de defensa entre Estados Unidos y Noruega, país que recientemente ha puesto en servicio su primer escuadrón de cazas furtivos F-35 suministrados por Estados Unidos. El jefe del Ala Aérea 132 de la base, Øivind Gunnerud, declaró respecto al despliegue previsto de bombarderos B-1B: "Los aviones llegarán en febrero, dependiendo del tiempo que se tarde en hacer los preparativos para las tripulaciones, entre otras cosas en lo que respecta al control de infecciones y el coronavirus... Los aviones estarán aquí durante un mes, pero puede ser más corto o más largo. Dependiendo de cómo vaya esto". El despliegue ha suscitado cierta oposición, sobre todo por parte de elementos de izquierda del país noreuropeo, con figuras políticas que afirman que el despliegue de los bombarderos pondría a Noruega en la línea de fuego en medio de la escalada de tensiones entre Rusia y Estados Unidos. 
 
También se ha planteado la posible amenaza de una afluencia de personal estadounidense que se extienda a COVID-19, un grave problema al que ya se han enfrentado otras zonas que albergan instalaciones militares estadounidenses, como Okinawa. El B-1B es una de las tres clases de bombarderos pesados en servicio en la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que es el único servicio del mundo occidental que despliega este tipo de aviones. Los bombarderos fueron diseñados para la penetración supersónica a bajo nivel del espacio aéreo del Pacto de Varsovia durante la Guerra Fría, y aunque son vulnerables a los sistemas de defensa aérea modernos debido a su falta de capacidad de sigilo, los aviones están fuertemente armados con misiles de crucero de separación que les permiten atacar desde mucho más allá del alcance del armamento antiaéreo enemigo. 
 
El largo alcance, la alta velocidad y la elevada carga útil del bombardero le permiten amenazar objetivos en todo el Ártico, donde Rusia ha desplegado una avanzada red de defensa con capacidades en rápido crecimiento que incluye sistemas de defensa aérea S-400 e interceptores pesados MiG-31BM Foxhound, entre otros activos. El despliegue de medios de ataque rusos en sus regiones noroccidentales significa que la base aérea de Ørland, que albergará los B-1B, puede verse seriamente amenazada en las primeras fases de un posible conflicto por armas como los misiles de crucero hipersónicos Kinzhal. Los B-1B se han enfrentado a una serie de problemas de fiabilidad muy graves, especialmente en los dos últimos años, que han dejado inoperativos a más del 90% de la flota, ya que la edad y la complejidad de los aviones han dificultado su mantenimiento. Se espera que los Lancers sean sustituidos por bombarderos furtivos B-21 a principios de la década de 2030. 
 
Fuente: https://militarywatchmagazine.com
 
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