Las fuerzas del mariscal Khalifa Haftar realizaron
ataques aéreos en el sur de Trípoli, en un intento por tomar el control
de la capital libia. Al menos 11 personas murieron mientras la ONU
solicitó una "tregua humanitaria". Un lustro después de su último conflicto interno,
vuelven a soplar vientos de guerra en Libia. En medio de nuevos
bombardeos, las fuerzas del mariscal rebelde Khalifa Haftar, avanzan
hacia la capital del país en un intento por apoderarse de ella y hacerse
con el control del país. El ministerio de Salud del Gobierno reconocido
por la ONU informó que 11 personas han muerto y 23 resultaron heridas
desde el inicio de los enfrentamientos, el pasado 4 de abril. Ese
día Haftar anunció el lanzamiento de nuevas operaciones para tomar el
control de Trípoli, donde se encuentra el Gobierno de Fayez Sarraj,
respaldado por las Naciones Unidas y reconocido internacionalmente.
El Secretario General de este organismo, António Guterres, que se encontraba en el país cuando comenzaron las hostilidades, hizo un llamado a las partes a alcanzar un cese al fuego, pero no lo consiguió. La ofensiva tomó por sorpresa a la ONU, socavando los planes para encontrar un acuerdo que establezca una hoja de ruta para celebrar nuevas elecciones que pongan fin a la inestabilidad política en que se ha sumido el país africano desde que el líder Muamar Gadafi fue derrocado en 2011.
Las tensiones, sin embargo, se caldean con cada movimiento del mariscal. El domingo 7 de abril Sarraj acusó a Haftar de intentar fraguar un golpe de Estado y anunció su propia operación llamada "Volcán de la ira" para defender la capital. Según Mohamad Gnounou, portavoz de las fuerzas oficialistas, la acción forma parte de una operación de contrataque cuyo objetivo es "purgar la capital de fuerzas agresoras ilegítimas". La misión de la ONU en el país (UNSMIL) solicitó una tregua de dos horas al sur de la capital para evacuar a civiles y heridos.
Libia: ¿un país con dos Gobiernos?
La división de la nación entre dos figuras que se disputan el poder, fracciona la estructura política que sostiene Libia desde la dictadura de Gadafi y su cuidadosa economía petrolera. Por un lado, Haftar, que ha tejido alianzas con algunas milicias rebeldes al este del país, ha desplegado su poderío desde la ciudad de Tobruk, desde donde pretende extender su mandato al resto del país. Al oeste, en Trípoli, gobierna Serraj, pero desde 2014 el país se fraccionó ya que diversos sectores no aceptaron los resultados de unas controvertidas elecciones para elegir al Parlamento libio.
Así están las relaciones de las distintas fuerzas que se enfrentan en Libia. France24 - LivemapUS
Desde allí se han librado enfrentamientos intermitentes entre las milicias leales a los dos líderes que han opacado los intentos de la ONU de buscar el cese de las hostilidades. El papel de Haftar ha sido foco de las tensiones desde hace años, ya que Serraj lo acusa de haberlo traicionado al rechazar un supuesto plan de paz, y luego responder con bombardeos.
Desde su regreso a Libia hace cuatro años, Haftar ha logrado tejer alianzas militares con diversas milicias, incluyendo al autoproclamado Ejército Nacional Libio (ENL) que amenazan con imponer una agenda radicalmente antiislamista y así unificar bajo su poder todo el territorio. Pero estas pretensiones chocan con los lineamientos de Trípoli, que, por el contrario, se inclinan más hacia una vertiente islamista.
Así es Haftar, el controvertido militar que lucha por el poder en Libia
Haftar reuniéndose con el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, el 5 de abril de 2019 en Ar Rahmaj, Libia.
El mariscal tiene 75 años y se considera enemigo del extremismo islamista. Sus enemigos, sin embargo, lo ven como un nuevo dictador del molde de Gaddafi. Haftar cuenta con el respaldo de Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que lo ven como un bastión para repeler a los islamistas y lo han apoyado militarmente, según varios informes de Naciones Unidas. Lo paradójico es que hizo parte de la cúpula militar que en 1969 llevó al poder a Gadafi. Después se distanció de él y se exilió a Estados Unidos donde se nacionalizó. En 2011 regresó a Libia poco después de que iniciaran las protestas contra Gadafi donde se transformó en comandante rebelde y luchó por derrocarlo.
Para 2015, tras meses de negociaciones fallidas y con un vacío de poder en el país tras la caída de Gadafi, el enviado especial de la ONU en la nación, Bernardino León, establece un plan de paz que incluye la formación de un Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) no electo que se forma en el exilio y se instala tres meses después en Trípoli, bajo la dirección de Fayez Serraj. Desde entonces, la lucha de Haftar por controlar el país no cesa. Por ahora, el escenario internacional está igual de fraccionado. Durante la reunión del G-7 en París se vio con preocupación el deterioro de la situación. De momento, en medio de esta escalada de violencia, el mando central de Estados Unidos en África (AFCOM), ordenó la retirada de todas las tropas en el país, desplegadas hace tres años para combatir a grupos yihadistas como el Estado Islámico. Señal que augura un escenario delicado en la nación. (Jesús.R.G.)
Donde pisa occidente no crece la hierba como Atila van apañados los Libios
ResponderEliminarHaftar ha recibido gran apoyo de rusia,aparte de los ya citados paises del golfo,es un dato a tener en cuenta.
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