Limpieza de rutas en Afganistán.


La retirada de Afganistán es una operación logística sin precedentes que requiere de grandes medidas de seguridad. Por ello, el Mando Logístico del Ejército español y el de la Fuerza Logística Operativa han planeado un operativo que será dirigida por el Mando de Operaciones. Tras el reconocimiento previo, se han elaborado un Plan de Optimización de Materiales, que recoge el calendario de preparación y repatriación del material, y un Plan de Repliegue de Materiales, que establece los especialistas que se integrarán en las unidades logísticas desplegadas. El 30 de enero de este año, el ministro de Defensa Pedro Morenés compareció para explicar las circunstancias del fallecimiento en Afganistán del sargento David Fernández Ureña. En dicha comparecencia anunció el envío de los vehículos de detección de minas y artefactos explosivos improvisados (IED) Husky 2G, que llegaron a finales de febrero, y de 3 helicópteros Tigre, que se esperaban durante el mes de marzo para proporcionar seguridad a la operación. También confirmó el adelanto del repliegue español, aunque dejó abierta la puerta a participar después de 2014 en misiones de formación junto a la OTAN, la ONU o el Gobierno afgano. Además de los Tigre, el jefe del Estado Mayor del Ejército de tierra aprobó el envió de 3 helicópteros pesados Chinook, que se unirán a los 3 Cougar ya desplegados.

Los planes iniciales han sido modificados y, de los 1.500 militares españoles desplegados en la provincia de Badghis, a finales de este año solo quedarán en torno a 400 efectivos. Se entregó al Ejército afgano el puesto avanzado de Ludina en febrero y está previsto hacer lo mismo con el de Moqur, concentrándose el despliegue en la base principal de Qala-i-Naw, para después marchar a Herat, abandonando el que ha sido nuestro bastión en Afganistán. Junto al personal hay que  retirar el material, entre el que destacan aproximadamente 200 vehículos (67 RG-31 y 131 Linces) y 600 contenedores con material de diverso tipo.  Tras descartarse la salida por tierra a través de Paquistán por los altos precios solicitados por el Gobierno para usar el puerto de Karachi (que son un reflejo de las malas relaciones entre este país y la OTAN), se han estudiado dos rutas posibles para la retirada del equipo acumulado durante diez años de presencia militar. Una pasa por Georgia y la otra por Emiratos Árabes Unidos, combinando transporte aéreo y marítimo, pero para ambas hay que salir en avión desde Herat. El coste estimado inicialmente estaba entre 30 y 60 millones de euros, pero el mayor uso de avión de transporte lo elevará hasta una cifra entre 60 y 80 millones.

Sea cual sea la ruta, el punto de salida en avión desde Afganistán es Herat y hasta allí tendrán que desplazarse los medios españoles que ahora se encuentran en la región de Badghis. Esta vía de aproximadamente 170 km. hacia el Suroeste implica atravesar zonas con alta actividad de la insurgencia y el paso montañoso de Sabzak, a 2.000 m. de altitud, donde los talibanes han actuado constantemente contra las tropas italianas.
Se creará un corredor de seguridad que requerirá operaciones de limpieza de rutas y de protección de convoyes, vigilancia mediante aviones no tripulados y helicópteros como los Cougar o los Tigre, o incluso apoyo aéreo a las tropas de la coalición si fuera necesario. Deberá tener varios kilómetros de anchura alrededor de la carretera principal y para ello los helicópteros realizarán misiones de limpieza, que obliguen retroceder a la insurgencia. Junto a estos ataques, la principal amenaza para este repliegue serán los IED. De hecho, la baja del sargento Fernández Ureña acaecida en enero lo fue por acción de un dispositivo con 35 kg. de explosivo y dotado de dos activadores. 

Asegurar el terreno
La capacidad para mover tropas y material en un área de operaciones es vital para el éxito de las misiones. Además, el movimiento y las maniobras dependen del uso de las líneas de comunicación dentro de ese área, por lo que la limpieza de rutas ha cobrado especial relevancia en los conflictos recientes, especialmente el afgano. El objetivo será detectar, investigar, marcar, informar y neutralizar cualquier dispositivo explosivo u obstáculo dentro de una ruta definida, para permitir el movimiento seguro de otras unidades. Es realizada por unidades de ingenieros y consiste en despejar las vías de comunicaciones de obstáculos peligrosos, como minas de diversos tipos y dispositivos explosivos improvisados (IED), para permitir la libre circulación de tropas y suministros, tanto propios, de los aliados o a la población civil. El caso de Afganistán difiere de otros, como el de Irak por el terreno, la meteorología, las infraestructuras existentes, el volumen y tipo de insurgencia, el tipo de IED, así como la forma de emplearlos o sus componentes. 

En Afganistán encontramos planicies desérticas y montañas complicadas, donde los insurgentes encuentran cobertura y las unidades quedan a menudo atrapadas en escarpados y estrechos pasos montañosos con carreteras sin pavimentar. En estos casos los IED se emplean para dificultar las comunicaciones, de por sí complejas, y para iniciar emboscadas en los caminos, en los que se emplea luego fuego ligero. El invierno afgano es muy crudo, con temperaturas muy bajas y copiosas nevadas, que dificultan la movilidad por tierra en muchas zonas del país. Tras este motivo podría  también estar el adelanto del repliegue, no queriendo que parte de esta misión tenga que desempeñarse en esas condiciones, y más aún teniendo que transitar por el citado paso de Sabzak.

Es una misión compleja, en tanto las rutas deben estar despejadas y libres de amenazas en el lugar y momento exacto. Para ello la doctrina existente se centra en la formación de unidades compuestas de distintos sistemas, en cómo interactúan entre ellos en distintos escenarios, cómo deben proporcionar cobertura durante la operación de limpieza o incluso de los apoyos de distintos tipos que se requieren según el perfil de la misión. Incluso la tarea de retirar vehículos propios o ajenos dañados en este entorno requiere de la adecuada preparación y dotación de medios. En Afganistán los IED son, por lo general, más sencillos, con materiales aun más improvisados que en Irak, lo que a su vez también dificulta la acción de los detectores. Además, hay más campos minados y minas que son empleadas, tanto por separado, como formando parte de los dispositivos. Esto supone que a veces no se sepa si una mina pertenece a un campo minado o si forma parte de un IED más complejo.



Adquisiciones específicas
Junto a los detectores portátiles de minas y los robots desactivadores de explosivos ya en servicio, se han adquirido algunos sistemas específicos para desarrollar esta misión con seguridad. En agosto del año pasado conocíamos la compra de 6 vehículos Husky, junto a 4 rodillos contra minas para los RG-31. Se trató de contratos negociados sin publicidad, financiados con el presupuesto especial para misiones en el exterior. El suministro de los primeros, valorado en 12,76 millones de euros, fue adjudicado a las empresas estadounidenses CSI y NIITEK y la española Eleycon 21, que actúa como representante de éstas y comercializa soluciones off-the-shell para las Fuerzas Armadas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Eleycon 21 también se adjudicó en noviembre un contrato para el suministro de repuestos, equipos de mantenimiento, apoyo técnico y cursos de formación para el vehículo y el radar por valor de 1,8 millones de euros. La estadounidense NIITEK (Non-Intrusive Inspection Technology), que pertenece desde 2008 a la británica Chemring Group, comercializa el HMDS (Husky Mounted Detection System), un radar penetrador del terreno Visor 2500 instalado en el Husky proporcionado por CSI (Critical Solution International), que a su vez es un diseño de la sudafricana DCD Protected Mobility.

En diciembre llegaron a España los radares y los componentes de los vehículos y en enero comenzó el ensamblaje en el Parque y Centro de Mantenimiento de Material de Ingenieros, participando el Parque y Centro de Mantenimiento de Sistemas Antiaéreos, Costa y Misiles, especializado en radares, y el Parque y Centro de Material de Transmisiones en los inhibidores, junto al Regimiento de Ingenieros nº 1 y personal de las empresas responsables del vehículo y el radar. En la misma base de El Goloso se realizó la formación necesaria, que incluyó la detección de objetos enterrados, entre los que había proyectiles de artillería en distintas posiciones, así como otros que simulaban IED. Los vehículos llegaron a finales de febrero a la base Ruy González de Clavijo de Qala-i-Naw, siendo sus primeros operadores el Batallón de Zapadores de la Brigada de Infantería Ligera (BRILAT), que dispondrá de 4 de los aparatos pues 2 de ellos quedarán en España para formación de dotaciones. 

El Husky, conocido en otras configuraciones como Chubby o Merkaat, no es un diseño nuevo, ya que, igual que sucediera con los MRAP (Mine Resistant Ambush Protected), tiene su origen en Sudáfrica, donde en 1970 fue concebido para limpiar rutas de minas en Namibia y Angola. Está diseñado para moverse entre zonas peligrosas, gracias a su baja presión sobre el suelo, buscando y señalizando minas e IED enterrados, para lo que emplea un radar de penetración en el terreno (GPR). Se trata de un sistema de eficacia probada, del que se han vendido más de 400, de los que actualmente 200 están en Afganistán. Allí el US Army lo emplea hace años para limpieza de rutas, recibiendo la denominación VMMD (Vehicle Mounted Mine Detector). Los Husky suelen utilizarse en parejas, actuando uno como detector y el otro remolcando unos ejes con dispositivos para detonar los explosivos. El sistema fue calificado como uno de los inventos del año 2010 por el US Army y hasta ahora no hubo ninguna baja durante su empleo.



Segunda generación
España ha elegido el Husky 2G de segunda generación, diseñado en 2011 y que se diferencia del diseño inicial (MKIII) en disponer de una cabina para dos personas. Hasta ahora una persona se encargaba de conducir y operar los sistemas, pero ahora las tareas se separan para reducir la carga de trabajo, permitir misiones más largas u operar una torre de armamento remoto en el techo del vehículo para autodefensa, si fuera necesario. Éste está formado por una cabina blindada central bastante elevada, con suelo en forma de V, al que se añaden dos semiejes, uno trasero y otro delantero, y sobre este se instala el radar con un sistema de posicionamiento electrohidráulico automático. Esta configuración proporciona gran supervivencia ante explosiones y, además, facilita la rápida reparación y sustitución de componentes en la zona de operaciones.

Está diseñado para la detección de minas anticarro, antipersonal o dispositivos IED en carreteras, caminos o campo abierto. El sistema de control emite alertas auditivas o visuales y dispone de modos automáticos, pero puede ser configurado por el usuario para emplear algoritmos específicos contra IED, minas anticarro o ambos, a la vez pudiendo grabar 100 km. de ruta para su posterior análisis. El radar Visor 2500 tiene una alta probabilidad de detección y una baja tasa de falsas alarmas, controla automáticamente la altura del radar sobre el suelo, dispone de pantallas táctiles de fácil uso y legibilidad y visualización tridimensional del suelo bajo el vehículo. 

Además de la detección en tiempo real y reconocimiento automáticos, el sistema fija las posiciones de los dispositivos en un sistema de navegación inercial con GPS y dispone de marcadores en spray en el exterior del vehículo para su rápida localización por los artificieros.  En una misión típica de detección, el Husky puede cubrir un camino de 3 m. de ancho a una velocidad de 35 km/h., haciendo misiones de 200 km. diarias. El fabricante ofrece kits de blindaje adicional, detectores de objetos metálicos o no metálicos o la posibilidad de incorporar un brazo interrogador, herramienta que en el caso del Ejército de Tierra se ha preferido integrar a los RG-31, como luego veremos. Se ha diseñado también una versión operada a distancia, cuyo conductor lo maneja de forma segura remotamente desde el interior de un vehículo EOD Buffalo.


Los rodillos
Otro dispositivo adquirido para la misión de limpieza de rutas y seguridad de los convoyes españoles son los rodillos antiminas para los vehículos de transporte de pelotón RG-31. Aunque las noticias sobre las cifras no son especialmente aclaratorias, se habrían adquirido 6 rodillos y repuestos en al menos dos contratos, estando los primeros 4 desplegados desde 2010 y quedando uno en España para formación. Esperamos que no resulte insuficiente esta cifra y se dispongan de repuestos en cuantía suficiente, dado el carácter fungible de parte del sistema. Se ha elegido un producto estadounidense ya probado, el SPARK (Self-Protection Adaptative Roller Kit) II, diseñado específicamente para instalarse en vehículos ligeros tipo Humvees y concretamente el RG-31 también en servicio en Estados Unidos.  Consiste en un grupo de dos rodillos unidos a la parte frontal del vehículo portador, que en contacto con el suelo detonan cualquier dispositivo (minas anticarro e IED) que encuentren en la superficie o enterrado dispersando la onda expansiva lejos del vehículo. 

Se trata del primer dispositivo de este tipo diseñado para vehículos ligeros, lo que hace que no sea necesaria la presencia de carros de combate o vehículos pesados al frente de las columnas logísticas. La necesidad fue detectada en 2006, se desarrolló en un tiempo record y desplegó en 2007, teniendo el proveedor, Pearson Engineering, una dilatada experiencia en el sector. En 2009 se modificó el diseño para su envío a Afganistán y se le incluyeron luces adicionales para patrullas nocturnas, además de un tercer rodillo detonador y se adaptó para recibir innhibidores, así como mejoras en los frenos para los terrenos más accidentados, versión que se denominó SPARK II y que sería la adquirida por el Ejército de Tierra al mismo proveedor estadounidense. Destaca por su diseño modular y la facilidad para su reparación y, aunque pesa más de 3 ton., interfiere mínimamente en las capacidades de frenada, velocidad y maniobrabilidad del vehículo (inferior al 25 por ciento, según el fabricante). Puede emplearse tanto en vías principales como secundarias y ser montado o desmontado sin herramientas especiales por dos soldados, disponiendo de un enganche de seguridad, de tal manera que puede ser retirado rápidamente si entorpeciera la maniobrabilidad del vehículo en caso de urgencia. 

Cuando los equipos EOD no pueden emplear los robots desactivadores de los que disponen por cualquier circunstancia o el robot no es capaz de manipular el posible explosivo, se utilizan vehículos blindados dotados con brazos interrogadores operados a distancia. En el caso del Ejército de Tierra se han adquirido 4 brazos articulados o de interrogación para los RG-31, que permitirán manipular y retirar objetivos sospechosos a distancia desde el interior. Desarrollado por la empresa española Proytecsa, con gran experiencia en el área, el Aunav.CID está diseñado para ser fácilmente instalado y desmontado sin modificación y dispone en su extremo de una doble herramienta, ya que incorpora detector de metales y una garra con la que retirar el dispositivo. Una vez detectado, ya sea por un Husky o de otra manera, el operario maneja desde dentro el brazo para localizarlo con el detector de manera precisa y luego retirarlo de la vía, incluso de noche, al disponer de cámaras térmicas o una pinza para manipular con mayor precisión el dispositivo o abrir un vehículo sospechoso, por ejemplo.

En el US Army el papel de interrogación de los IED recae en el MRAP Buffalo de categoría 3, pesadamente blindado y dotado también de un brazo. Aunque se dispone de los RG-31 en las unidades de Route Clearance, lo emplean para tareas de reconocimiento, apoyo de fuego y mando y control, aunque nosotros hemos elegido dotarlos con el brazo para realizar la misión de neutralización. Incluso desde 2011 se han modificado algunos vehículos instalándose un kit específico para el despliegue rápido desde el interior de robots desactivadores. De esta manera estos podrán ser desplegados para identificar los componentes de los dispositivos y la carga explosiva o para separar la carga del activador, sin tener que salir de la seguridad del blindado y exponerse a explosiones o fuego de francotiradores. Esta tarea parece que recaerá ahora en los RG-33, ya que el US Army encargó a BAE Systems a finales del año pasado la conversión de 250 MRAP de este tipo en vehículos protegidos contra explosiones de minas (MMPV) para las unidades de ingenieros, por nada menos que 37,6 millones. Para ello se les instalará la mencionada rampa y se modificará el interior para albergar dos robots desactivadores, además de los tres soldados y el conductor.

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