Mach
33. Dicha así esta cifra no parece decir mucho, pero si la convertimos a
unidades de medida más mundanas equivale a 40.748 km/h. o 11.319 m/s.
Más intuitivo resulta pensar en un objeto hiperveloz que es capaz de
recorrer 11,3 kilómetros en un segundo. Esa es la velocidad que puede
recrear el nuevo túnel de viento chino. Mucho se habla estos
últimos años de la hipervelocidad y lo que representa en áreas como los
viajes en el espacio o la de los aviones o misiles supuestamente
imposibles de interceptar. Habitualmente se habla de hipervelocidad en
velocidades por encima de Mach 5, es decir, cinco veces la velocidad del
sonido.
En lo que se refiere a perspectiva militar, la
hipervelocidad permite enfrentarse a objetivos time-critical, es decir,
que se encuentran muy poco tiempo disponibles y que brindan una pequeña
“ventana de oportunidad”. Estos pueden ir desde terroristas escondidos
en montañas lejanas a plataformas de lanzamiento de misiles balísticos
en países lejanos, sin olvidar objetivos navales de superficie distantes
o misiles dotados con cabezas nucleares imposibles de detectar a
tiempo. En este caso su elevada velocidad hace muy difícil a los medios
de defensa aérea enfrentarse a su ataque, máxime si se le dota de la
capacidad para realizar maniobras complejas en la fase terminal.
Instituto de Aerodinámica de Hipervelocidad (Centro de Investigación y Desarrollo de Aerodinámica de China) |
En
el caso de la carrera espacial, el estudio de la hipervelocidad permite
diseñar aeronaves capaces de enfrentarse a las elevadas velocidades
necesarias para abandonar una atmósfera como la de la Tierra o para
afrontar reentradas en otros planetas. Se trata de un área por la
que pugnan principalmente China, Estados Unidos y Rusia y el primero
acaba de anunciar la puesta en marcha de un túnel de viento que le
permite recrear condiciones de velocidad de Mach 33, lo que supone
ponerse muy delante a todo lo existente hasta ahora. El Instituto
de Aerodinámica de Hipervelocidad de China ha informado de la
construcción del “mayor túnel de viento de tubo de choque impulsado por
pistón libre del mundo con alta entalpia”. Para los que tenemos la
física oxidada, recordaremos que la entalpía es una magnitud
termodinámica que explica la cantidad de energía que un sistema
intercambia con su entorno.
La noticia era recogida por el medio
hongkonés South China Morning Post y rápidamente difundida por páginas
de divulgación científica y medios generalistas. Para sus propietarios,
la nueva instalación proporciona “un banco de pruebas que simula
entornos a la segunda velocidad cósmica” (o velocidad de escape, la
velocidad mínima que necesita un cuerpo para escapar de la gravedad
terrestre) en clara referencia a su aplicación para la investigación
espacial.Importante
es la mención al tipo de túnel de viento, de “tubo de choque”, el
diseño del ingeniero aeroespacial australiano Raymond Stalker, experto
en hipervelocidad fallecido en 2014 y que patentó un diseño de túnel de
viento en los años sesenta. Este se basa en el empleo de un pistón que
se mueve a alta velocidad y comprime nitrógeno a alta presión. Una
vez comprimido, este se libera a través de una serie de membranas que
crean las condiciones que simulan la hipervelocidad.
Su diseño se conoce
como “tubo Stalker” en su honor y es un reflejo de la poco conocía
apuesta australiana por la hipervelocidad que repasamos a comienzo de
año con motivo de la nueva instalación australiana para su estudio. Según
los medios chinos, el diseño del túnel de viento permite la
reutilización total del pistón en cada prueba a pesar de que debe
soportar presiones extremadamente altas. Sin embargo el diseño permite
que las condiciones de hipervelocidad se mantenga solo durante
milisegundos, lo que dificulta realizar estudios completos, de ahí que
su uso se enmarque junto a otras instalaciones basadas en otras
tecnologías, como las que usan hidrógeno, diseño más habitual en túneles
de viento estadounidenses por ejemplo pero que como máximo han podido
generar velocidades de Mach 10. EEUU también tiene varios túneles
de viento hipersónicos, como el Hypersonic Tunnel Facility (HTF) del
centro de pruebas Neil A. Armstrong de la NASA. Esta infraestructura se
construyó originalmente para probar toberas de cohetes térmicos
nucleares y puede simular el vuelo hipersónico hasta Mach 7.
Similar,
aunque más grande en tamaño, es el túnel de alta temperatura (HTT) del
Langley Research Center de la NASA, que mide unos dos metros y medio de
diámetro, mientras que el LENS-II del CUBRC puede probar vehículos de
hasta nueve metros de longitud. Algunos investigadores chinos
piensan que estos nuevos túneles de viento les ponen décadas por delante
de EEUU en la carrera hipersónica, en la que está en juego tanto la
tecnología aeronáutica, la aeroespacial y la militar. El doctor Chris
Combs, profesor adjunto de aerodinámica en la Universidad de Texas en
San Antonio, contestó en un hilo de Twitter que este comentario “ignora
la presencia de una amplia variedad de instalaciones de décadas de
antigüedad en todo el mundo». Combs también afirmó que sólo se pueden
ver velocidades de Mach 30 «durante el retorno extraterrestre (Luna,
Marte, etc.)», lo que significa que «hasta que no empiecen a lanzar
misiles desde la Luna, esto no es realmente militar».
Fuente: https://defensayarmas.blogspot.com/
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