Esta noche (hora española) en una
teleconferencia entre los primeros ministros australiano (Scott
Morrison), británico (Boris Johnson) y el presidente de los EEUU (Joe
Biden) se ha anunciado la firma de un acuerdo trilateral para frenar la
cada vez más agresiva Republica Popular de China en la sona de Asia
Pacífico, aunque el país asiático no ha sido mencionado en ningún
momento pese a ser indudablemente el elefante en la habitación. De acuerdo con el primer ministro
australiano, Morrison, equipos de los tres países elaborarán un plan
conjunto durante los próximos 18 meses para ensamblar una nueva flota
australiana de submarinos de propulsión nuclear, que se construirá en
Adelaida.
El proyecto convertiría a Australia en el séptimo país del mundo en tener submarinos de propulsión nuclear. De acuerdo con el primer ministro
australiano “Esto incluirá un examen intenso de lo que tenemos que hacer
para ejercer nuestras responsabilidades de administración nuclear aquí
en Australia”, refiriéndose a las obligaciones de los tratados
internacionales sobre el manejo de combustible nuclear. Morrison agregó:
“Pero déjenme ser claro. Australia no busca adquirir armas nucleares ni
establecer una capacidad nuclear civil“. Curiosamente fue la parte británica la que
mencionó la evidencia en relación a estos planes. Johnson dijo: “Este
será uno de los proyectos más complejos y técnicamente exigentes del
mundo, que durará décadas y requerirá la tecnología más avanzada”. Un alto funcionario estadounidense
describió el acuerdo como “una decisión fundamental, que une de manera
decisiva a Australia con Estados Unidos y Gran Bretaña durante
generaciones”.
El acuerdo supone el final para el
controvertido contrato de 90.000 millones de dólares que Australia firmó
con la empresa francesa Naval Group en 2016. Ese acuerdo se había
atascado casi desde el principio con problemas se sobrecostos, retrasos y
cambios de diseño que los han puesto en tela de juicio en varias
ocasiones. Esta cancelación supone un revés importante para el
presidente Emmanuel Macron y, por extensión, a los intereses europeos en
la región además de industriales. “El mundo es una jungla”, observó en
Twitter el ex embajador de Francia en Washington, Gérard Araud. “A
Francia se le acaba de recordar esta amarga verdad por la forma en que
Estados Unidos y el Reino Unido la apuñalaron por la espalda en
Australia. Así es la vida.” Naval Group, que había sido contratado
para construir 12 submarinos convencionales de última generación (clase
Attack), dijo que el nuevo acuerdo suponía una “gran decepción”, sin
mencionar el coste económico y reputacional.
Ya en 2016 dijimos que este acuerdo
suponía un gran riesgo técnico y económico dado que el submarino era
puramente “de papel” y no es tan fácil convertir un SSN en un SSK de
elevadas prestaciones y el tiempo nos ha dado la razón. Como
no podía ser de otra manera, China ha calificado el acuerdo sobre los
nuevos submarinos australianos como “extremadamente irresponsable”. El Ministerio de Relaciones Exteriores de
China advirtió que Australia, Estados Unidos y el Reino Unido podrían
terminar dañando sus propios intereses tras anunciar este nuevo pacto de
cooperación en defensa. Según una traducción transmitida por ABC
News, el Portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, ha
dicho que la decisión de Estados Unidos y el Reino Unido de exportar
tecnología de submarinos de propulsión nuclear altamente sensible a
Australia es un caso de doble rasero “extremadamente irresponsable”.
De acuerdo con Zhao “Australia es un
Estado no poseedor de armas nucleares que es parte del TNP [tratado de
no proliferación nuclear] y parte de la zona libre de armas nucleares en
el Pacífico Sur. Ahora está importando tecnología para submarinos de
propulsión nuclear con valor militar estratégico. La comunidad
internacional, incluidos los países vecinos, se ha levantado para
cuestionar su compromiso con la no proliferación nuclear. China seguirá
de cerca la situación”. Zhao dijo que los tres países “deberían
abandonar la obsoleta mentalidad de suma cero de la Guerra Fría y los
conceptos geopolíticos de mente estrecha y respetar las aspiraciones de
la gente de la región y hacer más que conduzca a la paz, la estabilidad y
el desarrollo regionales, de lo contrario solo terminarán dañando sus
propios intereses”.
El portavoz del ministerio chino de exteriores Zhao Lijian (Andy Wong/AP)
Los desafío
Siendo conservadores, el desarrollo de un
nuevo submarino de propulsión nuclear para Australia llevará años,
posiblemente más de una década. Pero una vez en el mar, el objetivo es
poner a la marina australiana, que actualmente sólo cuenta con
submarinos convencionales, al mismo nivel tecnológico (o superior) que
la marina china, la más grande del mundo. Además de la cooperación en tecnología
naval, la asociación implicará una alineación más estrecha de las
políticas y acciones regionales, y una mayor integración de las
industrias militar y de defensa de los tres aliados. Los tres también
tienen la intención de trabajar juntos en la guerra cibernética y en las
capacidades de inteligencia artificial.
Australia diversificó sus compras de
material de defensa durante la década de los 60 abandonando primero a su
proveedor habitual, Gran Bretaña, y reduciendo en peso de los EEUU con
compras en Europa como los Mirage III o los Aermacchi 326, firmando
contratos mayores en los 70 y principios de los 80 con los carros de
combate Leopard 1, las fragatas MEKO 200 o los submarinos convencionales
de la clase Collins. Pese a realizar compras importantes en Europa
(Tigre, NH-90) en los 90 y primeros 2000, Australia se alineó de forma
cada vez más clara con los EEUU optando por operar material de origen
norteamericano para mejorar la interoperatividad entre ambas naciones,
incluyendo la posibilidad de desplegar sólo personal y usar material
norteamericano en conflictos externos.
El submarino de la clase Collins HMAS Rankin fotografiado en 2006 (US Navy)
Tras operar con los Oberon durante 15 años
en Indonesia y hasta las costas de Vietnam, la armada australiana era
consciente de los límites de los submarinos de propulsión convencional y
por ello buscó un sustituto de elevadas prestaciones para la época, los
Collins diseñados por la sueca Knockums. Estos fueron en su momento los
submarinos de propulsión nuclear más grandes del mundo, diseñados para
poder operar en el Pacífico con una gran autonomía y habitabilidad. Igualmente debían contar con una completa dotación de sensores
incluyendo una antena remolcada, un sistema de combate puntero y
armamento de pri
mera clase, siendo seleccionado el torpedo
norteamericano Mk48 Mod4 ya usado por los Oberon modernizados. Los
submarinos deberían dar esnorquel a velocidades relativamente altas,
alrededor de 12 nudos, para poder realizar los enormes tránsitos a una
velocidad media aceptable (aunque muy ruidosa). Para
la construcción de estos nuevos submarinos se creó de la nada un nuevo
astillero, que se convertiría en la actual ASC, en Adelaide, en el sur
de Australia. Desde el principio el programa Collins
estuvo rodeado de problemas de diseño y construcción que afectaron ha su
firma sonora, motores diésel o sistema de combate, quw requirieron
prácticamente 20 años para ser solucionados. Como no podía ser de otra
manera, los futuros SSN australianos se construirán igualmente en
Adelaide, donde se planeaba construir los SSK franceses de la clase
Attack.
Si bien está claro que un submarino
nuclear es muy superior a un SSK en el tipo de operaciones que requiere
Australia (desplazamientos a gran distancia de entrada), hay varios
puntos débiles en la propuesta. De entrada, los astilleros australianos
tiene poca experiencia como se ha demostrado en la construcción de los
Collins hace ya casi 30 años y, más recientemente, con los Hobart de
diseño español. Dado el nivel constructivo que requiere la construcción
de un SSN (a los astilleros británicos les costó después de un parón
constructivo de 10 años sacar los Astute adelante), los astilleros ASC
van a necesitar una fuerte inversión que costará tiempo y dinero. Se nos
ocurre que los submarinos se construyan fuera y se ensamblen el el
país, con lo cual técnicamente se “construirían” en Australia aunque sea
una construcción CKD, aunque aún así los riesgos tecnológicos son
elevados.
Instalaciones la de Australian Submarine Corporation, Adelaide, South Australia (Wikipedia)
USS Virginia (US Navy)
El submarino de la clase Astute HMS Ambush fotografiado en 2012 (Royal Navy)
Los candidatos naturales, aunque no
mencionados específicamente, son los SSN de la clase Virginia
norteamericanos y los Astute británicos. El
programa Virginia lleva años funcionando como un reloj y aún quedan
años para que sea completado, siendo en nuestra opinión el favorito. El
programa Astute está cerca de ser terminado y la industria británica
pasará a estar ocupada con los SSBN de la futura clase Dreadnought,
dejando poca capacidad para poder construir elementos mayores para
Australia, ya sea módulos del submarino propiamente dicho o elementos
como el reactor nuclear. Y eso sin mencionar la distancia geográfica.
Los Virginia serían por tanto la opción
más lógica, pero a los astilleros norteamericanos tampoco les queda
mucha reserva con la actual marcha del programa. Si nos planteamos un
inicio de construcción dentro de 10 años sí que sería posible intercalar
los submarinos australianos, aunque para entonces el diseño básico
tendría ya 30 años. En cualquier caso, un Virginia Block IV para
Australia sería aún más que competitivo frente a los submarinos chinos,
que se consideran una generación por detrás de los norteamericanos en
sensores o rumorosidad. Los SSN australianos podrían operar sin
problemas por los océanos Indico y Pacífico suponiendo una amenaza para
los intereses chinos que cada vez se alejan más de su zona territorial o
aguas aledañas (primera y segunda cadenas isleñas).
Aunque China es fundamentalmente una
potencia continental, la presencia de los SSN australianos podría cortar
los actuales puntos estratégicos de la zona como los accesos al Indico
además de poner en riesgo el tráfico marítimo y militar entre el
continente y las islas bajo control chino. Otro elemento importante es la presencia
de submarinos nucleares occidentales más cerca de Taiwan, que desde hace
unos años sufre un aumento de la presión retórica y militar desde la
Republica Popular. Los submarinos australianos podrían ponerse en
posición relativamente pronto en caso de crisis y reforzar a la flota
norteamericana del Pacífico, actualmente escasa de submarinos aunque es
posible que más submarinos basado en el Atlántico se pasen a la costa
Oeste de los EEUU. Es más que evidente que esto es un plan orientado a pararle los pies a China, aunque a medio plazo. Veremos.
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