El
próximo misil balístico intercontinental del Pentágono comenzará a
realizar vuelos de prueba en 2023, según ha anunciado la Fuerza Aérea. El
misil Ground Based Strategic Deterrent (GBSD) sustituirá al actual
Minuteman III en la fuerza de ataque nuclear del Pentágono y
proporcionará un sistema de lanzamiento nuclear de respuesta rápida que
puede alcanzar casi cualquier punto de la Tierra en cuestión de minutos. Pero los críticos del programa sugieren que Estados Unidos podría
ahorrar miles de millones recurriendo a misiles más antiguos.
El
GBSD formará la pata terrestre de la disuasión estratégica de Estados
Unidos -la tríada nuclear- que también incluye bombarderos B-2 y B-52 y
submarinos de clase Ohio equipados con misiles nucleares Trident II D-5.
El GBSD sustituirá a los ICBM Minuteman III, que debutaron en 1970. Aunque
la Fuerza Aérea ha ido actualizando los Minuteman III, los misiles y su
infraestructura -hay 400 misiles ubicados en silos reforzados
repartidos por todo el Oeste- están llegando al final de su vida útil.
Los misiles y sus sistemas de apoyo, ahora en su quinta década, son cada
vez más difíciles de mantener. El GBSD se encuentra actualmente
en una “revisión crítica del diseño” de los subsistemas, según la
revista de la Fuerza Aérea. Northrop Grumman está construyendo tanto el
misil como el B-21 Raider, el sustituto del bombardero furtivo B-2
Spirit.
El director del programa GBSD dijo que el misil está “a meses de
distancia” de los primeros vuelos de prueba, que están programados para
comenzar desde la Base de la Fuerza Aérea de Vandenberg a finales de
2023. Northrop está desarrollando el GBSD mediante técnicas de
ingeniería digital, que permiten a los contratistas fabricar el misil
más rápidamente y estudiar diferentes configuraciones sin tener que
construirlas. Es probable que la Fuerza Aérea construya 400 nuevos
ICBM para sustituir directamente al Minuteman III. El coste total
estimado del programa GBSD -por ahora- es de 61.000 millones de dólares
en 10 años. El GBSD irá armado con la ojiva termonuclear W87-1, que
tiene un rendimiento de 335.000 a 350.000 toneladas de TNT. La bomba
atómica lanzada sobre Hiroshima, en comparación, tenía un rendimiento de
unos 15 kilotones.
Pero
en un momento en el que el Pentágono también está preparando la
construcción de nuevos submarinos con misiles y bombarderos con
capacidad nuclear, el coste del GBSD ha llevado a los críticos a
proponer la cancelación, el retraso o la sustitución del sistema. La
cancelación supondría un coste de unos 25.000 millones de dólares para
renovar el Minuteman III, algo a lo que se opone la Fuerza Aérea.
Retrasar el programa, por su parte, significa que el GBSD seguirá
construyéndose, pero la flota de 400 misiles no estaría lista en 2036,
como está previsto. Otra propuesta: sustituirlo por versiones terrestres
del misil balístico Trident II D-5, un diseño probado que actualmente
se despliega en los submarinos de misiles de la Armada.
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