Rusia envía dos fragatas con misiles de crucero Kalibr al mar Meditarráneo.

La fragata rusa Admiral Makárov


La fragata rusa Admiral Makárov

Desde que Rusia y Turquía lograron recomponer sus relaciones, tras la crisis que desató el derribo de un avión ruso por cazas turcos a finales de 2015, nunca hasta ahora habían vuelto a estar tan en peligro. Algunas agencias mundiales e incuso varios medios de comunicación rusos daban ayer por hecho que fueron aviones de la Fuerza Aérea de Rusia los que masacraron en Idlib a 33 militares turcos, además de herir a otros 32. Hoy el Ministerio de Defensa ruso lo ha desmentido, asegurando que fueron aparatos sirios los que efectuaron el ataque. Eso sí, justifica el bombardeo en el hecho de que previamente había habido disparos desde tierra de dispositivos antiaéreos portátiles de los «rebeldes» y de que, entre éstos, se encontraban los soldados turcos. «De acuerdo con la información facilitada por Ankara, en la región siria de Behun -en donde tuvo lugar el ataque aéreo- (...) no debería haber habido fuerzas turcas», señala la nota del Ministerio de Defensa ruso. 

En el mismo comunicado se asegura que «la aviación rusa no actuó en la zona bombardeada (...) y, tras conocer las cifras de bajas de los militares turcos, Rusia adoptó todas las medidas necesarias para que las tropas sirias cesaran el fuego». Mientras, el portavoz de la Armada rusa, Alexéi Ruliov, anunciaba el envío de dos navíos de guerra a la zona de conflicto. «Las fragatas Admiral Makárov y Admiral Grigoróvich, equipadas con misiles de alta precisión Kalibr-NK, realizan un viaje planificado de Sebastopol a una zona marítima lejana, donde se sumarán al grupo permanente de la Marina Rusa en el mar Mediterráneo», afirmó Ruliov en evidente referencia al Mediterráneo oriental. Las dos embarcaciones han participado ya en operaciones en Siria. Sus disparos con misiles de crucero contra posiciones del Daesh aparecieron en imágenes ampliamente difundidas por los medios de comunicación oficiales rusos. 

Su regreso a aguas territoriales de Siria hace temer un agravamiento de la situación, en especial ante la eventual actitud que adopte Turquía, cuyas tropas iniciaron en la noche del jueves una potente ofensiva en Idlib contra el Ejército sirio. El régimen de Bashar al Assad y su Ejército cuentan con el total respaldo de Moscú con patrullas sobre el terreno, especialistas y armamentos. Rusia decidió implicarse en la guerra en Siria, en el otoño de 2015, para evitar la caída de Assad. Pero, pese a las discrepancias que siempre han existido con Turquía en relación con el dictador sirio y al incidente del avión, ambos países se definen como «socios estratégicos» y tratan de evitar contradicciones. Con tal objetivo, acordaron en 2018 en la ciudad balneario rusa de Sochi un plan para poner fin a las hostilidades en Idlib. El Kremlin acusa ahora a Ankara de haber violado aquel acuerdo suscrito en Sochi. 

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