¿Es el Euroejército algo más que un concepto vacío?


Foto: Soldados alemanes toman posición durante unas maniobras ante la prensa en Bergen, el 26 de septiembre de 2018. (Reuters)

Callado por fin el ruido político de las últimas semanas en torno a la creación de un ejército europeo, permanece en el aire la cuestión de su viabilidad sobre el terreno. Tras las declaraciones de Emmanuel Macron y Angela Merkel, los expertos señalan ahora sus dudas sobre este proyecto fetiche que, queriendo unir a la UE, le enfrenta irremediablemente a sus diferencias y carencias. La salida de Reino Unido del bloque va a provocar además un importante roto en esta nueva iniciativa estrella comunitaria antes de que eche a rodar.

Por primera vez con claridad, Merkel abogó recientemente ante el Parlamento Europeo por poner en marcha un "auténtico ejército europeo", que por un lado evidencie que la cooperación ha vencido definitivamente en el continente a siglos de desconfianza y conflictos. Y por otro, que extraiga lecciones de los cambios tectónicos que se están produciendo en la arena internacional con el auge del nacionalismo competitivo que propugna el presidente estadounidense Donald Trump. "El tiempo en el que podíamos confiar en otros ha quedado atrás. Los europeos debemos asumir el destino con nuestras propias manos si queremos defender a nuestra comunidad", aseguró la canciller alemana. Macron había abierto la veda unos días antes. Defendió la idea de un "verdadero" ejército común que garantice la seguridad y la autonomía del bloque. 

Llegó a decir que la soberanía de la UE pasa por unas Fuerzas Armadas conjuntas, con armas de facturación local que les defiendan de la creciente agresividad de Rusia y de las "potencias autoritarias que vuelven a emerger y ser rearman en los confines de Europa". "Hay que tener una Europa que se defienda más por sí sola, sin depender únicamente de Estados Unidos", apostilló. Poco después, ante el Bundestag, el presidente francés advirtió que la UE no podía ser el juguete en las peleas entre potencias. No es que la UE no hubiese dado ya pasos hacia la integración en el ámbito de la defensa y la seguridad. Desde hace años operan brigadas conjuntas, como la franco-alemana, y funcionan con éxito programas conjuntos de desarrollo y provisión de armamento, entre los que destaca la Organización para la Cooperación en Armamento Conjunto (OCCAR). Incluso hace un año se puso en marcha la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) para la Política de Seguridad y Defensa, que suscribieron 25 países de la Unión. Pero tras estos tímidos pasos la idea de un ejército común europeo supone un salto de gigante.

Cautelas y reticencias
El papel lo aguanta todo. Y los discursos, cuando los políticos precisan de votos y golpes de efecto, aún más. Pero los expertos en seguridad y defensa de la UE han acogido con cautela o abiertas reticencias estas declaraciones. La mayoría, independientemente de su procedencia y posicionamiento, ven la culminación del ejército europeo como una meta en el mejor de los casos lejana, tras un camino lleno de enormes escollos políticos, económicos e ideológicos. 

Para Claudia Major, experta en Políticas de Seguridad de la alemana Fundación Ciencia y Política (SWP), y Christian Mölling, investigador especializado en Defensa de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP), la idea de un ejército común es un "proyecto prematuro", como argumentaron recientemente en un foro organizado por el periódico francés Le Monde. El problema de fondo, apuntaron estos especialistas, es que para París y Berlín el objetivo a cumplir con esta iniciativa es completamente distinto. Y eso dará lugar a problemas en cuanto se quiera pasar de las palabras a los hechos. El Gobierno alemán, como sus predecesores, ve en el ejército común un paso más en la integración política del bloque, una forma más de garantizar la paz entre los países miembros. 

El Ejecutivo en París, por su parte, lo entiende como un elemento más de la UE para proyectar poder en sus zonas de influencia, sin tener que depender de las fuerzas armadas estadounidenses o de los corsés políticos de la OTAN o la ONU. Dos visiones claramente contrapuestas y difíciles de encajar. Una mirando al pasado y hacia adentro. Y otra hacia el futuro y hacia el exterior. El Consejo Europeo sobre las Relaciones Internacionales (ECFR) apunta que efectivamente hay poca sustancia tras las "ambiguas palabras" de los líderes políticos. Recuerda además que el proyecto es una idea recurrente en el imaginario europeo -se apuntó por primera vez hace 68 años- y que siempre ha acabado generando desencuentros. Una y otra vez ha acabado dejándose de lado hasta que, años después, por conveniencia, se desempolva el término fetiche por intereses coyunturales.

La marcha de Reino Unido
Además, está el Brexit. Los expertos coinciden en destacar que la autonomía militar de la UE está actualmente lejos de ser viable en un bloque con 28 miembros. Añaden que la situación empeorará notablemente cuando se marche Reino Unido el próximo marzo, pues Londres es con diferencia el socio con mayores capacidades ofensivas y defensivas del continente. Un reciente informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) y la DGAP considera que la UE tiene serios problemas para implementar en el plano militar la ambición de sus planes políticos y que, la salida de Reino Unido sólo empeorará cualitativamente esta situación. 

El estudio, que evalúa el empleo de los recursos comunitarios generando una serie de escenario y estimando probabilidades, apunta que, si la UE trata de proyectar su presencia en el exterior tal y como se ha propuesto, se producirán "extensos agujeros a nivel de capacidades en todos los dominios" y apenas se podrán cumplir "un tercio de sus requisitos". Si Londres desaparece de la ecuación, "empeoraría mucho una situación ya mala", agrega el texto: "Las carencias serían mucho más pronunciadas". Si se excluye totalmente a Reino Unido de la infraestructura de defensa de la UE, argumenta en un reciente ensayo Sophia Besch, investigadora del Centro para la Reforma Europea, "no sólo perdería la experiencia y los activos británicos, sino que socavaría potencialmente sus propios esfuerzos". 

"Para resultar creíble, las estructuras militares de la UE necesitan de la implicación de Reino Unido, una de las pocas potencias europeas con una seria capacidad militar", subraya Besch. En este contexto, la dimisión del secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, ha intranquilizado a más de uno a este lado del Atlántico. El militar alegó que se marchaba por sus múltiples diferencias con Trump, pero entre ellas destacó la del lazo transatlántico. Mattis era uno de los últimos atlantistas convencidos en el círculo más cercano al presidente. Su marcha permite a Trump seguir mas libremente sus instintos y Europa se sentirá un poco más dejada de lado. También en el plano de la seguridad y la defensa. La noticia es un aldabonazo en la puerta de Europa. De esa Europa que de vez en cuando recurre a proyectos fetiche que tanto inspiran. Pero que es tan difícil hacer realidad. (Jesús.R.G.)


Puedes seguir las noticias a traves de mis cuentas oficiales de  Twitter y Facebook 

Comentarios

  1. Reino unido era el verdadero escollo de la creacion de un ejercito europeo y con un bloque alemano-frances creo que no es vital en absoluto la ayuda britanica,el cual llego a decir que existiendo la otan quien necesitaba la UE...que se vayan y lejos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

EL APARTADO DE COMENTARIOS DE ESTE BLOG ESTÁ MODERADO. SI EL COMENTARIO CONTIENE INSULTOS HACIA UNA NACIÓN, PERSONA ETC... SERÁ BORRADO AL INSTANTE PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA EN EL MISMO, UN SALUDO Y GRACIAS POR COMENTAR.