Francia y Alemania se unen para construir el Superfighter.



Francia y Alemania trabajarán juntas para construir un nuevo avión de combate que entrará en servicio a mediados del siglo XXI. El caza –todavía sin nombre- se prevé para alrededor del año 2040 y tendrá capacidades avanzadas que incluyen la capacidad de dirigir grupos de aviones teledirigidos. La colaboración entre los dos países y el largo plazo de entrega depende en gran medida de la creciente complejidad del equipo militar moderno, cuyo desarrollo puede costar miles de millones de dólares y una década de tiempo. 

Los dos países firmaron un acuerdo el 19 de junio para desarrollar conjuntamente un nuevo avión de combate. Según el acuerdo, Francia tomará la iniciativa, mientras que Alemania ayudará a financiar el proyecto y a comprar un gran número de aviones. La industria aeroespacial francesa está mucho más desarrollada que la alemana y ha construido en pasados años varios aviones de combate, incluido el actual Rafale. (Un acuerdo similar firmado entre los dos países para codesarrollar un tanque principal de batalla de nueva generación tiene a Alemania a la cabeza). El proyecto del caza conjunto, es ligero en cuanto a los detalles, pero podemos hacer algunas suposiciones de cómo será. El caza franco-alemán sustituirá al Rafale francés y al Eurofighter Typhoon, ambos aviones son bimotores, por lo que el nuevo caza necesitará también dos motores. El avión será sigiloso y más grande, debido a la necesidad de almacenar combustible y armas internamente para preservar la forma de evasión de radar del avión. También es probable que cuente con sensores avanzados, incluidos el radar y el infrarrojo, así como las comunicaciones y la electrónica que le permitan compartir y actuar conjuntamente con los datos del sensor con otras plataformas. 

El caza franco-alemán será un avión polivalente, capaz de abordar tanto misiones de combate como de ataque. Probablemente tendrá tres o cuatro compartimientos de armas internas: dos bahías más pequeñas o más estrechas para misiles aire-aire y una o dos más grandes para bombas aire-tierra y misiles. También contará con puntos de fijación opcionales para colgar en las alas más combustible y armas, lo que, si bien dañaría el perfil de ocultación de la aeronave, permitiría al caza llevar más combustible y armas una vez que se neutralizaran las amenazas en el aire y en tierra. Ambos países necesitan un caza capaz de transportar armas nucleares, Francia para llevar misiles de crucero de punta nuclear ASMP-A y Alemania para llevar bombas nucleares de caída libre B-61-12 estadounidense. La única capacidad que el informe de Reuters menciona específicamente es la capacidad de controlar un escuadrón de drones. Un caza que dirige un escuadrón de drones puede utilizarlos para todo tipo de tareas importantes, como despejar el camino a través de las defensas aéreas enemigas, explorar una amplia zona en el aire o en tierra en busca de amenazas o tender una emboscada a los cazas enemigos. 

Además de estos requisitos, Francia necesita que el nuevo caza pueda operar desde el portaaviones Charles de Gaulle. Esto requeriría principalmente un tren de aterrizaje más pesado y robusto para absorber el impacto de aterrizar repentinamente en una plataforma de lanzamiento en el medio del océano. Construir un tren de aterrizaje de este tipo en el avión no es importante, pero podría aumentar ligeramente los costes generales para Alemania, que no tiene portaaviones. El nuevo caza no estará listo para la acción hasta dentro de 22 años, con una fecha de entrada en servicio en 2040. Los aviones de combate de hoy en día pueden tardar una década o más en desarrollarse: el F-22 tardó más de diez años, mientras que el F -35 va por 20 años. Eso también puede ser un poco más largo de lo que necesitaría debido al coste astronómico de desarrollar cazas modernos: el coste total para desarrollar el F-35 Joint Strike Fighter es (hasta ahora) 64.700 millones de dólares. 

El presupuesto total de defensa de Francia para 2018 es de 39.700 millones de dólares, mientras que el de Alemania es de 43.500 millones. Si bien el caza franco-alemán no será tan complejo como el F-35, ambos países tendrán que ampliar el proyecto para que el desarrollo del avión sea rentable. El esfuerzo bilateral de desarrollo estará encabezado por el lado francés por el gigante aeroespacial Dassault Aviation y por Airbus en el lado alemán. Los dos países comenzarán su desarrollo a finales de este año, comenzando con un estudio para determinar exactamente lo que ambos países necesitan. Una preocupación aquí es que, con un tiempo de desarrollo de 22 años, lo que los dos países creen que necesitan en 2018 y lo que necesitarán en 2040 puede variar en algunos aspectos muy costosos. Un caza diseñado en 1996 y destinado a entrar en servicio en 2018 se habría perdido totalmente la revolución de los aviones teledirigidos armados y podría ser desplegado con tecnología ya anticuada. (Jesús.R.G.)


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