¿Comunicarse o ser 'invisibles'? El dilema del 'tándem' del F-35 y F/A-18.

La modernización profunda Block III del caza embarcado F/A-18E/F Super Hornet de la Marina de guerra de EEUU, estrenada recientemente por la empresa Boeing, será utilizado "por décadas", según los diseñadores. Durante todo este periodo, será un socio aéreo de los famosos cazas de la familia F-35. Pero hay un problema todavía sin resolver. La modernización del Super Hornet le permite llevar nuevas armas, volar más lejos y portar equipos electrónicos más sofisticados, al tiempo que es más barato que cualquier versión del F-35, escribe el medio Military.com. No obstante, las dos aeronaves no son competidoras en los cielos, sino socias, ya que la estrategia de la Marina de guerra estadounidense prevé usarlas en combinación, aprovechando la tecnología 'stealth' y los sensores potentes de los F-35C para ayudar a los F/A-18 a ser más precisos y letales. 

Pero aquí se presenta un obstáculo. Si lo aviones se comunican entre sí, pues, el F-35C será visto por los radares, y todavía no hay manera de prevenirlo. "Es obvio que los F-35 se esfuerzan en no ser detectados. Y también necesitan transmitir datos. Esas dos tareas pueden ser incompatibles una con otra", comentó a los periodistas David Kindley, responsable del programa del F/A-18 por parte de la Marina. Al mismo tiempo, la capacidad de esconderse de los radares es de alta importancia: "no vamos a enviar a los Super Hornet a un área con una alta defensa antiaérea, eso lo haría un F-35". El militar agregó que el ente castrense y Boeing están tratando diferentes métodos para resolver el asunto, ya que el concepto de alta interconectividad será "el núcleo de cómo operarán escuadrillas en el futuro". Los primeros prototipos del F/A-18E/F Block III serán entregados para las pruebas en 2019 y su fabricación en serie podría empezar en 2020, según Boeing. 

¿Cambio de enfoque? 
La apuesta por los aviones modificados de generaciones anteriores después de un período de alto interés hacia los cazas de quinta generación F-35 es un desarrollo relativamente reciente. Fue el presidente de EEUU, Donald Trump, el primero en denunciar públicamente el enorme costo del programa Joint Strike Fighter, responsable de los F-35 fabricados por Lockheed Martin, un competidor de Boeing. En aquel entonces, el mandatario se manifestó a favor de modificar diseños probados, como los F/A-18, con el fin de reducir los gastos innecesarios, lo que dio un impulso al programa Block III, admiten en la empresa fabricante. Aunque los elogios para el alto nivel tecnológico de los aviones de quinta generación son merecidos, el sinfín de deficiencias de los cazas no fue ningún secreto, y lo caro que es el programa genera críticas desde hace años por parte de los expertos militares y analistas económicos. 

Además, los conflictos bélicos que suele llevar EEUU —contra ejércitos mucho menos avanzados o grupos insurgentes— simplemente no requieren tanta sofisticación de los equipos. Por eso los veteranos aviones de ataque a tierra A-10 Thunderbolt II siguen en la acción: son mucho más baratos para operar que los novedosos cazas, y su eficacia no es nada desdeñable. Incluso ahora se está estudiando en EEUU la compra de los aviones de ataque turbohélice, básicamente 'un paso atrás' en lo que al nivel tecnológico se refiere. En este sentido, los desafíos surgidos a la hora de 'fusionar' eficazmente los F-35 con los cazas de generaciones anteriores pueden ser otra prueba de que las tecnologías 'stealth' no son una ventaja tan indiscutible —o invencible— como se creía. (Jesús.R.G.)


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