La desaparición del submarino ARA San Juan expone la fragilidad de la Defensa en Argentina.

A casi una semana desde el último contacto con el submarino S-42 ARA San Juan, se ha lanzado un esfuerzo internacional por aire y mar para dar con el buque y sus 44 tripulantes. Sin embargo, gravísimos errores comunicacionales y la propia falta de cohesión entre la Armada y el Ministerio de Defensa han evidenciado la falta de apoyo político y las carencias a nivel operacional y mando de las fuerzas. 

A la fecha se ha barrido el 100% del área de búsqueda, a 200 millas náuticas de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Esta labor ha sido realizada por medios de las propias FF.AA. argentinas, junto a la Prefectura Naval Argentina y un masivo contingente internacional tanto por mar como por aire, hasta ahora sin resultados. El último contacto con el “San Juan” se dio el día Miércoles 15 de Noviembre, donde reportó brevemente acerca de inconvenientes con su banco de baterías antes de que aparentemente una falla con sus sistemas de comunicaciones de corto y largo alcance interrumpiera la comunicación con su comando. Desde entonces el protocolo interno de la Armada disparo el alerta de submarino desaparecido y activo los medios para búsqueda y rescate (SAR). Sin embargo, días después, la Armada Argentina reconoció varios intentos del buque para comunicarse con distintas bases de la Armada utilizando su telefonía satelital portátil, aunque sin éxito. Algunas versiones sostienen que los inconvenientes eléctricos se habrían presentado durante maniobras en el sur argentino, por lo que entonces el submarino habría emprendido el regreso desde el puerto de Ushuaia a su base en Mar del Plata, luego de haber reparado momentáneamente los problemas iniciales con sus baterías. 

Es habiendo superado la mitad de su derrota donde se produce la última comunicación y desaparición de la nave. En un principio, la frenética búsqueda se centró en un submarino sin propulsión que navegaba al garete empujado hacia el este por las corrientes. Sin embargo, esta no ha producido resultados positivos por lo que se supone que el submarino estaría sumergido. En contra de las esperanzas argentinas, algunas suposiciones de parte de fuentes especializadas no descartan que el buque se hubiera hundido en pleno temporal mientras se encontraba en superficie. No se ha encontrado hasta ahora una boya de submarino averiado en inmersión, ni indicios de averías mecánicas, sea manchas de petróleo o aceite. Recordemos que un buque de estas características no es el ideal para hacer frente a un temporal en superficie, sino que la propia doctrina dicta la navegación submarina ante estas condiciones meteorológicas adversas. La búsqueda se demuestra muy dura inclusive para medios aeronavales de última generación, tales como los novísimos aviones de patrulla antisubmarina P-8A “Poseidon” que opera la Armada de los Estados Unidos en apoyo a la búsqueda del ARA “San Juan”. 

El Ministerio de Defensa también ha comunicado oficialmente la detección de siete comunicaciones satelitales así como de contactos hidrofónicos, de parte de unidades en el área, aunque luego fueron descartadas las primeras como producto de interferencias propias del temporal en la zona y las segundas como rumores biológicos y no correspondientes a un submarino. Estas declaraciones no habrían tenido que ver tanto con comunicar sino con demostrar resultados y llevar tranquilidad incluso dentro del propio gobierno. La presencia circunstancial del Presidente de la Nacion, Mauricio Macri, quien de por si estaba por viajar a Mar del Plata para descansar durante este fin de semana largo y recién se hizo presente en la Base Naval el dia Lunes 20 de Noviembre, era necesaria frente al ámbito de tensión y angustia sea de los familiares y colegas junto a apaciguar las aguas entre la Armada y el ministro Aguad. Este accidente ha potenciado la polémica interna frente al rol y la inversión en defensa de parte de la administración Macri, aunque no hubiera sido muy distinta que si sucediera durante la administracion de Cristina Fernandez de Kirchner. 

La probable pérdida del buque le será prácticamente irrecuperable para la Armada Argentina y un durísimo golpe para su fuerza de submarinos, tanto a nivel material como humano. El frente político hoy se encuentra enfocado en la resolución de conflictos gremiales y laborales así como con el cierre de la polémica por la entonces desaparición de Santiago Maldonado, de un costo político interno muy alto. La falta de reconocimiento de hipótesis de conflicto concretas, trae como consecuencia la falta de voluntad en el desarrollo y sostén de las FF.AA. El submarino ARA “San Juan”, si bien recibiera costosa una reconstrucción de media vida (RMV) no había sido adecuadamente actualizado en sus sistemas de abordo y especialmente de combate, contando con la gran mayoría de ellos tal como fuera recibido en el año 1985. De haber zarpado con novedades, el “San Juan” no sería el único en estas condiciones ya que es moneda corriente el faltante de insumos, repuestos y la falta de operatividad de sistemas en cualquiera de las tres fuerzas armadas. 

Aunque la actividad operacional y de mantenimiento se ha visto incrementada en los últimos 5 años, el prometido aumento presupuestario y el necesario reequipamiento sea por nuevos medios o la actualización de los existentes no ha llegado. De la misma manera, todavía no han podido recuperarse niveles de aptitud del personal militar en la operación de sus sistemas de armas, lo que también podría producir accidentes además de la propia pérdida de capacidad y disuasión. Entonces, la única inversión sería reducida incluso frente a las muy bajas expectativas del personal militar. A casi una semana de su desaparición, la fuerte convicción de familiares y camaradas se enfrenta con la realidad de que con cada hora que pasa, las esperanzas aminoran de tener novedades positivas sobre los 44 argentinos en el submarino. Solo queda esperar el milagro o terminar de decretar la tragedia, sin embargo esto parece ser solo el principio. (Jesús.R.G.)


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