Un sistema de armas que altera el clima.


Últimamente se han registrado en diversas partes del mundo una serie de desastres naturales de carácter excepcional. La pregunta es si esos incidentes son naturales o intencionales. No se trata de una especulación de ciencia ficción por cuanto la manipulación científica del clima existe, de manera comprobada, desde hace décadas en lo que podrían ser los efectos de las primeras armas geofísicas. El programa más importante en sus resultados ha sido encarado por Estados Unidos y es conocido con la sigla HAARP que corresponde a Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Rusia se encuentra realizando uno similar denominado SURA.

Ambos proyectos persiguen la utilización de la ionosfera (entre 80 y 640 kilómetros sobre la superficie de la tierra) a través de pulsos o rayos de alta frecuencia emitidos artificialmente por laser desde la tierra o desde un satélite con el objetivo de estimular la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias con capacidad de penetrar la tierra y las superficies marinas. Esta red de estímulos puede generar movimientos sísmicos, intensificar tormentas, prolongar sequias y otros efectos atmosféricos como detectar determinados objetivos en la tierra tales como túneles subterráneos, submarinos o servir de elemento de comunicación de alta sofisticación. Puede también afectar la psiquis humana.

Tanto el HAARP como el SURA, por sus efectos, son altamente controvertidos. Los defensores destacan las ventajas científicas que podrían hasta contribuir al restablecimiento de la capa de ozono. Otros, señalan que sus efectos podrían ser más graves que el de las armas nucleares con alcances ecológicos devastadores. En este contexto, se ha señalado que el HAARP habría generado el último terremoto en China, el tsunami en Asia y aun el terremoto en Haití. Un reciente movimiento sísmico en la costa este de Estados Unidos fue atribuido al SURA ruso. Lo mismo se especuló con el reciente huracán Irene. Sin embargo, no hubo denuncias al respecto.

Las armas geofísicas fueron evaluadas por Rusia en el 2002 como de un salto cualitativo similar al que se produjo “entre las armas convencionales y las nucleares”. Dada la enorme capacidad destructiva potencial de esta nuevas tecnicas geofísicas, el Parlamento Europeo solicitó la adopción de una Convención Internacional para la Prohibición de todo tipo de armas que permitiera cualquier forma de manipulación del clima y de alteración síquicas de los seres humanos. 

Fuente: http://www.infopuntual.com

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