¿Cómo ha desarrollado China el caza furtivo J-35 tan rápidamente?

 
Una de las sospechas sobre el súbito avance del programa aeroespacial chino ha sido la previsible: China hizo trampa. El Shenyang J-35 es el primer avión furtivo con capacidad para portaaviones de China. El desarrollo de este avión representa un gran salto en el programa aeroespacial nacional de China; con él, la nación está en camino de convertirse en el segundo operador de portaaviones del mundo. 
 
Este objetivo ha sido durante mucho tiempo una aspiración de las autoridades de defensa chinas, lo que refleja las crecientes ambiciones del país en el mar. Antes de la introducción del J-35, la columna vertebral de la fuerza aérea china era el caza J-15. El J-15 es una copia china de ingeniería inversa del Sukhoi Su-33 ruso, un caza de cuarta generación que ha sido superado ampliamente por aviones estadounidenses como el F-22 y el F-35. El J-15 está restringido en el mar, ya que, aunque puede aterrizar en los portaaviones chinos, no puede despegar con el depósito de combustible lleno y con el armamento completo. No hay una buena solución a este problema; si el avión sacrifica el combustible por el armamento, el peso extra consume combustible adicional, restringiendo su alcance. Además, el J-15 es fácil de detectar con los radares modernos, lo que limita aún más su eficacia. Por tanto, el desarrollo del J-35 ha supuesto un cambio importante en la capacidad de China para librar una batalla en portaaviones. 
 
Aunque tiene la configuración de un caza furtivo, también viaja mucho más rápido y carece de las limitaciones del J-15 en el mar, lo que lo convierte en una seria amenaza con la que deben contar los planificadores de defensa de Estados Unidos y sus aliados. El éxito del avión es aún más sorprendente porque el proceso se ha llevado a cabo a trompicones. El primer prototipo del J-35 -entonces llamado FC-31- se exhibió en el Salón Aeronáutico de China de 2014 y su rendimiento fue escaso. Algunos de sus defectos se corrigieron en un segundo prototipo de 2018, pero el aumento de peso exigió el desarrollo de motores nacionales. Por último, hace varias semanas, han aparecido imágenes de un avión J-35 recién mejorado aterrizando en la "cubierta de un portaaviones", que en realidad era una pista de aterrizaje en tierra simulada para parecerse a la cubierta de uno de los dos portaaviones de China. Esta pista se utiliza para practicar despegues y aterrizajes. Una de las sospechas sobre el súbito avance del programa aeroespacial chino ha sido la previsible: China hizo trampa. 
 
 
Un capitán retirado de la Armada estadounidense describió a Pekín como un país que ha logrado en una década un nivel de destreza técnica que la Armada tardó un siglo en alcanzar y citó la capacidad del país para utilizar tanto datos de código abierto como robados para mejorar sus programas. China ya ha sido sorprendida en este tipo de operaciones. En 2014, un ciudadano chino fue detenido en Canadá bajo la sospecha de participar en ciberataques; dos años después, se declaró culpable de robar datos sobre el diseño de los aviones F-22 y F-35. No cabe duda de que China también ha realizado avances nacionales en el diseño aeroespacial. Sin embargo, entre esto y los datos adquiridos ilícitamente, existe una sorprendente y probablemente no casual similitud entre la iteración más reciente del avión J-35 y el avión F-35 de Estados Unidos. Queda por ver, sin embargo, si el J-35 puede rendir al nivel de su homólogo estadounidense. 
 
Fuente: https://nationalinterest.org
 
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