En la OTAN se discute qué hacer con Turquía
Turquía,
indispensable e insoportable. La potencia de las Fuerzas Armadas turcas
pero sobre todo la posición geográfica de Turquía hacen del país uno de
los Estados miembros más importantes de la Alianza Atlántica. Turquía
controla la salida rusa al Mediterráneo, es la puerta de Europa a
Oriente Medio, tiene fronteras con Siria, Iraq, Irán, el Cáucaso, hace
de gendarme europeo para frenar las migraciones, es un gran cliente de
armas y desde hace años busca posicionarse en el norte de África.
A
la vez, Turquía es un problema continuo, sobre todo para sus vecinos
griegos y chipriotas, con quienes continuamente está discutiendo la
soberanía de las aguas del Egeo e incluso de algunas de sus islas
menores. En los últimos días el presidente turco Recep Tayyip Erdogan se
preguntó retóricamente sobre los “problemas mentales” del francés
Emmanuel Macron –París ya llamó a consultas al embajador en Ankara- y
las Fuerzas Armadas turcas hicieron las primeras pruebas de su nuevo,
flamante –y ruso- sistema antiaéreo, el S-400.
La expulsión de Turquía no está entre los escenarios previstos
Nadie
se plantea la expulsión de Turquía de la organización militar, pero en
los cuarteles generales de la OTAN en Evere (Bruselas), donde siempre se
ha barrido bajo la alfombra y se ha guardado silencio en un intento de
no molestar al Gobierno turco, la paciencia parece estar rebosando el
vaso. El secretario general de la Alianza Atlántica, el ex primer
ministro noruego Jens Stoltenberg, sacó el tema –que no estaba en la
agenda- durante la última reunión de ministros de Defensa de la OTAN,
celebrada la semana pasada por videoconferencia.
Fuentes
de la OTAN cuentan que los ministros discutieron qué pasaría si la
Unión Europea aprobara sanciones contra Turquía por sus actividades de
prospección de hidrocarburos en aguas que Grecia y Chipre consideran
suyas o si la escalada militar con esos dos países va en aumento. En
Bruselas han molestado muchos movimientos turcos, sobre todo desde el
año pasado, como el ataque contra las milicias anti-Assad en Siria y
contra las guerrillas kurdas de Siria, que habían constituido el grueso
de las fuerzas terrestres que acabaron con el control territorial que el
ISIS tenía en Siria. Ankara por su parte reprocha a la OTAN que se
indigne por la compra del S-400 ruso cuando Grecia tiene la versión
anterior, el S-300 y nunca ha recibido reproches por ello.
¿Ambición o provocación?
Desde
entonces Ankara repite las provocaciones: prospecciones de
hidrocarburos, violaciones del embargo de armas a Libia –incluyendo un
incidente entre tres fragatas turcas que protegían un carguero que iba a
Libia y una fragata francesa que debía darle el alto e inspeccionar el
carguero- o implicación en la guerra por el territorio del Alto-Karabaj. La
videoconferencia de la semana pasada sirvió para que Stoltenberg
advirtiera a los ministros del peligro de aumento de la tensión. Los
franceses –que se están convirtiendo en los grandes antagonistas de
Turquía en la OTAN- aseguran que Ankara podría tener tentaciones de
seguir escalando el conflicto.
Los
ministros de Defensa de la Alianza Atlántica deberían reunirse
presencialmente –o por videoconferencia otra vez si la situación
epidemiológica lo recomienda- a principios de diciembre. En esa reunión
tratarán de nuevo sobre Turquía, sobre el papel de los antiaéreos rusos
en un país que es sede de una gran base aérea de la OTAN y de un
importante sistema de radares. Turquía
dio el viernes un paso en la dirección que le señalaban desde la OTAN.
Ankara aceptó poner en marcha un “mecanismo contra conflictos” con
Atenas. Los dos gobiernos acordaron suspender sus próximas maniobras
militares. Stoltenberg dijo en conferencia de prensa que era “un paso en
la buena dirección”.
Fuente: https://www.niusdiario.es/
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