Alenia Aermacchi se defiende frente a las acusaciones de la USAF que determinaron el desguace de los 16 aviones G-222 afganos.

  

Tras destinar el Pentágono 486 millones de dólares a la puesta a punto de los 16 aviones de transporte G-222 que había suministrado a la Fuerza Aérea de Afganistán, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) los ha vendido como chatarra alegando estar disconforme con el  mantenimiento, tarea que le fue encomendada a Alenia North America. Sin embargo, fuentes de la empresa italiana nos desmienten este extremo y aseguran que, a pesar de muchos desafíos y la complejidad del programa, el G-222 superó los requisitos de la Fuerza Aérea estadounidense (USAF) y se mantuvo dentro del presupuesto. Incluso cuando la USAF decidió no renovar el contrato, aseguran, los aviones siguieron cumpliendo con éxito sus misiones en Afganistán. Aunque decepcionados, en Alenia Aermacchi respetan la decisión de la USAF de no continuar adelante con el programa, y, afirman, cumplirán sus obligaciones contractuales y colaborarán en las actividades de liquidación del programa.

Alenia Aermacchi ha querido resaltar que, mientras estuvo en servicio, ningún G-222 presentó problemas mecánicos o de seguridad, habiendo requerido los requisitos del programa durante las operaciones en Afganistán. Antes de ser transferidos a la Afghan National Army Air Corps (ANAAC), los aviones G-222 puestos a punto por Alenia Aermacchi recibieron la denominación C-27A en la USAF (no confundir con los C-27J Spartan del programa Joint Cargo Aircraft de la USAF). Como forma de ilustrar lo sucedido, en dos de las fotos que acompañan este texto se puede identificar el mismo avión afgano aún con los códigos del Air Mobility Command (AMC) de la USAF (10103) antes y después de ser desguazado en el aeropuerto internacional de Kabul. (Jesús.R.G.)

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