¿Cuándo “se va a disparar” China?


¿Cuándo “se va a disparar” China?

En la última edición de 'Military Balance', especialistas del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos destacan el desplazamiento del equilibrio de fuerzas hacia los países asiáticos que incrementan los gastos militares, a la vez que crecen las tensiones. Refiriéndose al proceso de intensificación del poderío militar naval de China, el analista del citado Instituto, Christian Le Miére, destaca que este último está desarrollando ponderablemente una flota oceánica. Hacia fines de la década, los chinos podrían contar ya con tres grupos de portaaviones de choque, y la paridad con EEUU puede ser alcanzada en 2050. Las previsiones de largo plazo del crecimiento del poderío militar son de poca confianza y dependen considerablemente de factores impredecibles. Resultan singularmente problemáticos las previsiones a largo plazo del desarrollo del poderío militar naval en la próxima década, por cuanto en un futuro visible son posibles logros técnicos que cambiarán el carácter de la guerra en el mar. Ya en los años sesenta, entre los teóricos militares soviéticos se propagaba la idea que los misiles iban a debilitar bruscamente el papel de la aviación y acabarían con los grandes buques de guerra. 

El número uno de la URSS, Nikita Jruschiov definía los portaaviones norteamericanos de blancos fáciles para los cohetes. Entonces, esas expectativas no se cumplieron. Pero, la situación está cambiando con el perfeccionamiento de las tecnologías. Pues, hemos estado siendo testigos del despliegue por China de misiles balísticos antibuques, un arma fundamentalmente nueva que genera serias dudas en la vitalidad de los portaaviones en la parte occidental del Pacífico. Y en camino vienen además otros cambios. China está trabajando activamente en las armas supersónicas. Es posible suponer que el cohete crucero hipersónico antibuques pueda realizar vuelos dirigidos por una trayectoria impredecible, una de las prioridades de la modernización militar china. China está adquiriendo, además, otras posibilidades nuevas. Es probable que el promisorio J-20, un caza sigiloso de quinta generación esté siendo creado considerando su posible empleo como portador de cohetes cruceros. La combinación de los nuevos tipos de armas antibuques y de aviones sigilosos de choque, de elevadas características de velocidad y distancia, puede conducir a la materialización de muchas de las fantasías de los teóricos militares de los años sesenta del siglo pasado. 

Será posible la defensa eficaz de los buques de guerra de superficie frente a ataques de cohetes. La estrategia y la táctica de la guerra en el mar cambiarán radicalmente, y perderá su valor la enorme experiencia estadounidense de proyección, construcción y explotación de portaaviones. En la asimilación de tecnologías fundamentalmente nuevas, y de métodos de guerra, pueden encontrarse perfectamente en una situación similar con los chinos. Si en la próxima década van a ocurrir de veras cambios radicales en las tecnologías y en la táctica de una gran guerra, se va a acelerar el logro de China de la paridad con EEUU. Este continúa siendo la mayor potencia del mundo en la esfera de la ciencia y de las tecnologías de punta, pero China cuenta también con un potencial considerable. Y lo que es también importante, China sigue atentamente el desarrollo de la ciencia en el mundo, identifica exitosamente los ejes promisorios y lanza hacia allá ingentes fuerzas. Al construir su flota oceánica de cero, los chinos menos aherrojados por las tradiciones y los dogmas, y con las inversiones hechas anteriormente, pueden hacer su planificación ser más flexible y dinámica. La carrera militar naval en Asia puede reportar serias sorpresas ya en un futuro no muy lejano.


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