La Fuerza Aérea rusa mejora su capacidad de combate.


La Fuerza Aérea de Rusia realiza toda una serie de ejercicios, ensayando el reabastecimiento aéreo y las misiones de combates. La intensidad de la instrucción de combate ha crecido notablemente los últimos años, lo que obliga a muchos analistas a preguntarse sobre los objetivos que persigue la FA. 

Factor sorpresa
Se recurre cada vez más a las inspecciones sorpresa. Tales verificaciones buscan determinar el grado real de la adaptabilidad operacional. Se aplicaban también antes, pero en el período postsoviético fueron poco frecuentes y, además, las unidades inspeccionadas, por regla general, sabían de antemano sobre la inspección, con lo cual ésta perdía todo sentido. En la actualidad, las inspecciones son frecuentes y mejor preparadas, lo que permite hacerse una idea objetiva sobre la disponibilidad de las unidades militares, descubrir las deficiencias para luego eliminarlas. Las inspecciones sorpresa se realizarán también en adelante, en todas las Unidades y todos los Distritos Militares, lo cual elevará notablemente el nivel profesional de los jefes y soldados.

¿Un inesperado incremento de la actividad?
Las noticias sobre frecuentes maniobras de la Fuerza Aérea y otros Ejércitos a menudo suscitan especulaciones sobre un inesperado incremento de la actividad de la FA de Rusia y sus posibles consecuencias. Pero si comparamos esta actividad con el periodo anterior, todo se hace claro. Debido a los gastos cada vez mayores en Defensa, Rusia pudo restablecer un ritmo normal de la instrucción de combate. En el filo de los años 1990-2000, los pilotos militares tenían un promedio anual de veinte horas vuelo, algunos incluso menos: cinco o seis horas anuales. Esta situación entrañaba peligro más bien para la propia Fuerza Aérea que para un enemigo potencial, pues el atraso profesional de los pilotos convertía cualquier vuelo en una ruleta rusa. 

Un ejemplo fue el caso del mayor Valeri Troyánov cuyo caza Su-27 cayó en el territorio de Lituania el 15 de septiembre de 2005 tras haber consumido todo el combustible. El piloto, que tenía pocas horas vuelo, simplemente confundió las coordenadas. El promedio de horas vuelo empezó a aumentar en los años 2007-2008. Hacia 2010 sobrepasó las setenta horas al año. En 2012, cien horas. Tomando en consideración el estado actual del parque aeronáutico y las posibilidades económicas, es posible alcanzar las ciento cincuenta, una cifra más alta que la registrada en las Fuerzas Aéreas de la mayoría de los países del mundo.

Tareas de instrucción
Uno de los elementos fundamentales de la instrucción de combates es el reabastecimiento aéreo. Casi simultáneamente, las maniobras de este tipo se desarrollan en los Distritos Militares Oeste y Central y cuentan con la participación de decenas de aviones. La envergadura de las mismas podría ser aun mayor, pero el número de aviones cisterna Il-78 es limitado, aunque los tanques externos de relleno acoplados a los aviones de combate en parte solucionan esa limitación. El repostaje aéreo tiene importancia de fondo, pues sin la misma es imposible trasladar la aviación rápidamente al área asignada. 

Dada la escasez de recursos financieros que imposibilita incrementar el número de aviones por toda la geografía nacional, los traslados operativos de hecho se convierten en garantía principal de la disponibilidad operacional de la Fuerza Aérea rusa. El Ejército del Aire ruso planea seguir adquiriendo los aviones cisterna cuyo parque irá aumentando. Pero para lograr un efecto deseado, es preciso contar no solo con los aviones cisterna estratégicos como Il-78, sino también con los tácticos cuyos grupos podrían subordinarse al mando de la Fuerza Aérea de los Distritos Militares. Pero lo que en realidad prima son unas prácticas permanentes de reabastecimiento aéreo, sobre todo, en condiciones meteorológicas adversas y en horas de noche, pues se trata de una operación complicada que requiera una elevada cohesión de ambas tripulaciones: la del avión cisterna y la del avión reabastecido.

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