Los
Departamentos de Defensa y Agricultura estadounidenses colaboran para
proteger a los soldados de enfermedades transmitidas por insectos,
colaboración que comenzó en 1932, cuando se creó un laboratorio de
investigación entomológica, en Florida, para combatir a mosquitos,
moscas y artrópodos transmisores de enfermedades, como pulgas y ácaros.
Los
laboratorios del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de
Agricultura desarrollan, entre otros cometidos, insecticidas y diseñan
tecnologías aplicadas para destruir insectos. En
2004 se implementó, para proteger a las tropas de los insectos, el
programa de investigación para protección para los soldados desplegados y
luchar contra las enfermedades transmitidas por insectos y ácaros en
especial cuando los soldados despliegan en zonas donde estas
enfermedades son endémicas. En
uno de los laboratorios del Departamento de Agricultura, el de
Gainesville, Florida, se están realizado pruebas para evaluar la
eficacia y la calidad de los tejidos empleados en los uniformes del
Ejército, tratados previamente con permetrina, un insecticida y
acaricida, además de repelente de insectos, que tiene poca toxicidad
para los mamíferos, salvo posibles reacciones de hipersensibilidad en
las personas.
Durante años la permetrina ha sido utilizada por el
Ejército estadounidense, en forma líquida y en espray, así como en una
aplicación para tratar los uniformes. El problema que presentaba estas
formas de aplicación era los soldados podrían olvidar aplicarlo o lo
aplicaban en cantidades excesivas. El
tejido con el que se fabrica el nuevo uniforme del Ejército
estadounidense, el Army Combat Uniform-P (ACU-P), ha sido tratado en
fábrica con permetrina para proteger los soldados directamente de las
enfermedades transmitidas por varios tipos de insectos, sin tener que
aplicar la permetrina de forma individual. Se ha realizado pruebas con
más de 25.000 soldados para conocer la eficacia del nuevo uniforme y las
informaciones indican que el 85% de los soldados confirmaron que el
uniforme era eficaz y también se ha comprobado que es seguro. El
nuevo uniforme ACU-P puede lavarse más de 60 veces sin que pierda sus
cualidades, si bien debe lavarse separadamente de otras ropas.
El
tratamiento de permetrina supone un aumento de ocho dólares en el coste
de los uniformes y será obligatorio en todos los uniformes, salvo en los
uniformes de las embarazadas y aquellos casos que los médicos indiquen. Uno
de los químicos del Laboratorio de Gainesville, Ulrich Bernier,
participa en varios proyectos evaluando la efectividad y calidad de los
uniformes de combate tratados en fábrica con permetrina, evaluando unos
65 tipos de tejidos, tanto inmediatamente después del tratamiento de los
mismos en la fábrica y tras haber sido lavados 20 y 50 veces. Bernier
ha comprobado la protección contra picaduras de insectos de los
uniformes de combate fabricados con un tejido ignífugo más duradero, ya
que los tejidos ignífugos iniciales se desgastaba muy rápidamente,
perdiendo sus cualidades de protección contra insectos. En
el mismo laboratorio se ha desarrollado una cinta tratada con repelente
contra insectos que puede llevarse sobre el cuello o en una manga para
proteger la piel expuesta.
Fuente: http://www.revistatenea.es/
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