Deserta un piloto de caza sirio en día donde combates dejan 170 muertos.

Siria sufrió hoy la primera deserción de un piloto de caza, que voló a Jordania y recibió asilo político, en una jornada que se cobró unas 170 vidas tras más de quince meses de revuelta contra el régimen sirio que han causado más de quince mil muertos. El director del OSDH, Rami Abdelrahman, dijo que hoy "fue el día más sangriento desde el alto el fuego y uno de los más sangrientos desde el comienzo de la revuelta contra el régimen sirio".

Los balances más altos se registraron en Homs (31 civiles y un rebelde), Derá (24 civiles, entre ellos dos niños y cinco rebeldes), y en la ciudad rebelde de Duma, cerca de Damasco (30 civiles), donde las víctimas murieron en los intensos bombardeos que empezaron en la mañana y en combates. En la jornada murieron al menos 104 civiles, 54 soldados y diez combatientes rebeldes, según esta organización con sede en Gran Bretaña, que se basa en testimonios de activistas que están en Siria. Ante este panorama de violencia incesante, la Liga Árabe preconizó reforzar el mandato del emisario internacional en Siria, Kofi Annan, y presionar al gobierno de Bashar al Asad con el recurso al Capítulo VII de la Carta de la ONU, que abre la vía al uso de la fuerza para frenar la represión.

Según las fuerzas jordanas, el desertor, un coronel, aterrizó esta mañana en una base de aviación, a bordo de un MiG 21 de fabricación rusa. Para escapar a los radares, "el avión despegó a gran velocidad y baja altitud de un aeropuerto militar situado entre Derá y Sueida, en el sur de Siria", informó Georges Sabra, portavoz del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal alianza opositora. El coronel, Hasan Meri al Hamadé, es oriundo de Deir Ezzor (este), y pertenece a una familia conocida por su lucha contra el régimen, según Sabra. A su pedido, Jordania le concedió asilo político, anunció el portavoz gubernamental jordano Samih Maayata. El ministerio sirio de Defensa tachó al piloto de "traidor" y reclamó la restitución del aparato. Por su lado, Estados Unidos se congratuló de la deserción y pronosticó que no será la última persona en "hacer lo correcto" y abandonar las fuerzas armadas de Siria. Washington también desmintió que fuera a otorgar, junto con Gran Bretaña, un salvoconducto e inmunidad al presidente de Siria, Bashar al Asad, con el fin de solucionar el conflicto, como aseguraron diarios británicos. La portavoz del Departamento de Estado estadunidense, Victoria Nuland, afirmó que "no es cierta" la información según la cual el dirigente sirio podría verse beneficiado por un salvoconducto para dirigirse a Ginebra (Suiza) y asistir a una reunión con la oposición.

Prueba de que Rusia sigue apoyando al régimen del presidente Asad pese a las presiones internacionales, Moscú confirmó que un carguero ruso que tuvo que dar media vuelta el martes frente a las costas escocesas llevaba helicópteros destinados a las fuerzas sirias. Rusia aseguró también que el barco retomará su ruta hacia Siria. El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, estimó además "irrealizable" la idea de obligar a Asad a partir para solucionar la crisis en Siria. El número dos de la Liga Árabe, Ahmed Ben Helli, pidió a Rusia que se deje de enviar armas a Damasco. "Cuando ustedes envían material militar, ayudan a matar gente", dijo a la agencia rusa Interfax. Moscú se defiende afirmando que las armas que entrega no sirven para reprimir las manifestaciones. La Liga Árabe pidió hoy que se refuerce el mandato de Kofi Annan, con un recurso al Capítulo VII de la Carta de la ONU, para que la comunidad internacional pueda obligar, con medidas que van desde las sanciones económicas hasta la fuerza militar, al régimen y a la oposición a aplicar el plan del emisario internacional.

Ese plan de salida de crisis, aceptado oficialmente por las dos partes pero incumplido desde el primer día, prevé un alto el fuego y la apertura de un diálogo político. En tanto, el papa Benedicto XVI pidió el cese de la violencia en Siria y advirtió del riesgo de un "conflicto generalizado" que podría tener "consecuencias fuertemente negativas para el país y toda la región". Según el diario The New York Times, la CIA vigila en Turquía las entregas de armas a los rebeldes sirios, para cerciorarse de que no caen en manos de Al Qaeda. El diario, que cita a funcionarios estadunidenses y a miembros de servicios árabes de inteligencia, precisa que las armas entregadas a los rebeldes son compradas por Turquía, Arabia Saudí y Catar y enviadas a los rebeldes por tierra, mediante una red opositora siria. Washington desmiente con regularidad que esté armando a la oposición, la cual se militarizó ante la represión brutal del régimen.

Fuente: http://www.milenio.com/

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