Llegó la hora de los drones.


El uso amplio por los militares estadounidenses de estos aviones robot en “la lucha contra el terrorismo” incluso generó el término de “política de drones del presidente Obama”. Sin embargo, las posibilidades de combate de estos aviones no tripulados tiene su costo. El plan de crear una agrupación de aviones espías para la OTAN puede costar unos tres billones de dólares, en veinte años. Los aviones pilotados a distancia, en inglés “drones”, por sus posibilidades y funciones crecientes se convierte en un aparato muy propagado. En un comienzo, una de las ventajas de principales de estos aparatos fantasmas, frente a los aviones de combate, se mencionaba su bajo costo. Pero, gradualmente, fue creciendo el precio de estos aviones cada vez mas complejos. 

Hoy en día, la compra y explotación, durante veinte años, de cinco aparatos norteamericanos RQ-4 Global Hawk significan para la OTAN un gasto de unos cuatro mil millones de dólares, mientras que el costo mismo del aparato es inferior a mil millones. Ahora bien, por ese mismo dinero, se puede comprar y pagar el mantenimiento de al menos doce cazas Eurofighter Typhoon, u ocho aviones espías para vuelos de gran distancia en base a aviones de pasajeros. El programa de creación de una escuadrilla de drones espías para la alianza es uno de los puntos de la agenda de la cumbre de la OTAN en Chicago. “La operación de la OTAN de protección de la población civil en Libia reveló de manera patente la necesidad de la creación de tal sistema”, declaró en la antesala de la cumbre de la alianza el Almirante James Stavridis, comandante en jefe de las tropas de EEUU y de la OTAN en Europa. El grueso de la agrupación lo formarán los aparatos Global Hawk y la infraestructura terrestre de mando y de dirección.

Una de las desventajas más notorias de los Global Hawk es su elevado costo de explotación. Una hora de vuelo cuesta más de treinta mil dólares. Mientras que, un ahora de vuelo del F-22, el caza mas caro del mundo, cuesta diecinueve mil dólares. En tanto, aparte de los aparatos superdispendiosos, en el mundo existe un surtido bastante amplio de aviones no tripulados de menor tamaño y precio. Es más, su opción crece de manera estable. Pues, la producción de un avión robot es asimilada por un número cada vez mayor de empresas y de países. Las posibilidades de los aviones drones son discutidas en foros y mesas redonda, como la inaugurada el 14 de mayo en la universidad del Estado norteamericano de Mississippi. Los organizadores del foro subrayaron la importancia de la industria de los aviones robot para EEUU y destacaron su relevancia revolucionaria para los ejércitos modernos. La aparición de estos aparatos militares aportó cambios revolucionarios en la organización de las acciones bélicas, al reducir, considerablemente, el espacio de tiempo entre la detección del blanco y su destrucción. En el caso de los aparatos no tripulados de ataque, capaces de cargar armamento, ese espacio se reduce a segundos. 

Esa reducción es justamente la carta de triunfo principal de los ejércitos de Occidente, capaces de abatir objetivos antes de que el enemigo, no acostumbrado a una velocidad tan creciente de intercambio de información, alcance a reaccionar. Sin embargo, el desarrollo activo de los aparatos del eslabón táctico es, también, el talón de Aquiles de los ejércitos desarrollados. La amenaza potencial consiste en que, hasta ahora, los ejércitos que emplean activamente aparatos no tripulados no han enfrentado a un enemigo que dispone de equipos modernos de la lucha radioelectrónica. En el caso de que el enemigo pueda bloquear la comunicación entre el drone espía y los centros de mando, las consecuencias pueden ser sumamente graves: en los hechos, la brigada, división, o incluso toda una agrupación que emplee aviones no tripulados se verá privada de buena parte de la información del campo de combate.

Con todos los peligros potenciales del empleo desmesurado de los aviones militares no tripulados, es indispensable contar con ellos. El ejército ruso los emplea por ahora no en el mismo grado, ni mucho menos, que los demás países desarrollados. Los militares rusos solo pueden soñar, por ahora, con las posibilidades de EEUU o de Israel que recurren activamente a los drones para la corrección de los ataques aéreos o de la artillería en el momento mismo de la contienda, y a menudo, par alanzar ataques de precisión con su propio armamento. La reanudación del financiamiento de la industriad la defensa no llevó a un resultado inmediato. Los primeros aparatos de la nueva generación de proyectos rusos no lograron pasar la fase de las pruebas. 

La solución fue encontrada en la compra a Israel de aviones drones, para conocer las tecnologías y los principios de empleo de esos sistemas y la ampliación del círculo de ingenieros especializados. El crecimiento de la competencial llevó al surgimiento de aparatos capaces de resistir las pruebas militares, y potencialmente útiles paras u producción en serie. Empresas de “nueva generación” se incorporaron a los proyectos de construcción de aviones drones, de los contratos estatales de defensa. Por ejemplo, la compañía Tranzas, de Petersburgo, conocida por sus proyectos de sistemas de navegación, de equipos de entrenamiento y de aviónica. Los aparatos no tripulados de nueva generación están de momento pasando las pruebas, pero ya es posible afirmar que, el ejército no prescindirá de ellos. Sin embargo, habrá que esperar algún tiempo para la creación de aparatos del tipo de los Global Hawk.

Fuente: http://spanish.ruvr.ru

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