Casi diez años de misión, numerosas bajas mortales, alto coste económico. Las opiniones públicas de países como Alemania, Estados Unidos, Francia e incluso España, empezaban a hartarse del desgaste económico y humano que estaba suponiendo la guerra en Afganistán. Pero ahora, la OTAN se ha dado cuenta del error cometido y quiere subsanarlo a toda costa. Quiere dejar claro a los afganos que no los dejarán abandonados a su suerte cuando finalice la operación estrictamente militar, lo que ocurrirá, previsiblemente, en el año 2014. Desde que en noviembre de 2010 se anunció que en 2014 finalizaría la misión en Afganistán (anuncio que se hizo oficial en la Cumbre de la OTAN de Lisboa), el número de bajas aumentó considerablemente. La batalla por los 'corazones y las mentes' (base de la nueva estrategia de la OTAN) la estaban ganando los talibanes, quienes intensificaron sus ataques contra las tropas multinacionales. No se hizo caso en aquel momento de las advertencias realizadas por el entonces (ya fallecido) enviado especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, quien aseguró en el verano de 2010 que "hablar de repliegue era contraproducente". 
 
Pesaban más entonces las razones políticas que las puramente operativas e, incluso, humanitarias. Los afganos pensaron que se iban a quedar solos y la insurgencia talibán aprovechó esa baza para obtener una ventaja táctica que ahora la OTAN quiere recuperar, y así se lo han confirmado a Atenea Digital fuentes de la propia organización: "La población debe tener claro que nos quedaremos en Afganistán; y nos quedaremos, pero con matices y con muchas menos tropas". En la actualidad, en Afganistán hay 150.000 efectivos de 50 países (entre miembros de la OTAN y países asociados). Y, según las fuentes mencionadas, ya hay 315.000 soldados y policías afganos que controlan el 50 por ciento del territorio. Se han producido grandes avances, pero no son suficientes, y hay que valorar cómo se podrá compatibilizar el deseo de los países por dejar Afganistán con las necesidades que todavía tiene la misión. De todo ello se hablará en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que la OTAN celebrará en Chicago el próximo mes de mayo.

"Los afganos no quieren que los 'extranjeros' se queden eternamente, pero tienen miedo a quedarse solos y sienten que los soldados aliados los van a abandonar", subrayan expertos de la OTAN. "La mayor parte de la población -añaden- no quiere que la OTAN se vaya". Pero la misión no puede durar eternamente, y eso los saben, sobre todo, las arcas de los estados que participan en la misión, principalmente Estados Unidos, país que ha realizado el mayor esfuerzo bélico aportando el mayor número de soldados a la misión de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán).

"Pero debemos seguir allí para que Afganistán no se convierta en un refugio seguro para los terroristas", insisten fuentes de la OTAN. "Todos tenemos intereses allí por nuestra propia seguridad". Por ello, el que fuera jefe de la ISAF, el general estadounidense Stanley McChrystal, planteó que el End-State (capacitar a los afganos para llevar a cabo su propia gobernanza) sólo podía lograrse sobre la base de tres principios: proteger a la población afgana; poner el centro de atención en el esfuerzo institucional (para formar a las fuerzas de seguridad afganas); y no creer que la solución al problema podía ser únicamente militar.

"En 2014 (fecha prevista para que concluya el proceso de transición actualmente en marcha) no estará todo hecho en Afganistán, pero que finalice ese proceso no significa el final del compromiso de la OTAN con el país", aseguran las fuentes consultadas. Pero hasta que llegue ese momento, habrá que seguir combatiendo a la insurgencia. Y a partir de 2014, la Alianza Atlántica se plantea un horizonte de otros 10 años para terminar de estabilizar el país, pero con ayuda sobre el terreno de otros actores de la comunidad internacional. y también con ayuda económica, puesto que, en estos momentos, Afganistán no tiene capacidad para financiar a sus fuerzas de seguridad y al Ejército Nacional Afgano (ANA), que actualmente está liderando el 40 por ciento de las operaciones que se llevan a cabo en el país.

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