Rusia está desesperada por volver a ser una superpotencia.

 
La semana pasada, Vladimir Putin (antiguo y probablemente también futuro presidente) planteó la formación de una “Unión Euroasiática” entre los antiguos estados soviéticos. El anuncio ha sido interpretado ampliamente como un desafío a Occidente, y un paso para intentar restablecer el antiguo imperio moscovita. Putin ha dejado caer la idea en medio de un renacimiento militar ruso sin precedentes.

Moscú está ansioso por restablecer su influencia militar, y se ha comprometido a gastar 730.000 millones de dólares de aquí a 2020 para equipar a sus descuidadas fuerzas armadas con herramientas del siglo XXI.

Según el plan, los militares rusos recibirán 1.000 nuevos helicópteros, 600 aviones de combate y 100 barcos de guerra (incluyendo portaaviones y ocho submarinos con misiles con cabezas nucleares). El rearme incluye también nuevas generaciones de misiles intercontinentales y sistemas avanzados de defensa aérea.

Todo ello puede sonar impactante. Pero, más que nada, la capacidad de Moscú para reclamar su capacidad de dominio global depende de una pieza clave: el elegante y futurista avión de combate de quinta generación conocido como Sukhoi PAK T-50 (foto).

Con sus alas pegadas hacia atrás y su agudo perfil, el T-50 es el primer gran diseño de aviación ruso que no es un derivado del amplio portafolio militar de la ex URSS. Pero la gran pregunta es, ¿tiene Rusia la capacidad manufacturera necesaria para hacerlo posible?

A Moscú no le falta determinación.
El actual presidente, Dmitry Medvedev, señaló el pasado mes de febrero que Rusia necesita estar a la altura de la OTAN y EE.UU, después de dos décadas siendo tratada como una potencia de tercer nivel. “Los intentos de ampliar la infraestructura militar de la OTAN no cesan”, dijo. “Todo esto exige modernizar cualitativamente nuestras fuerzas armadas y redefinir su imagen,  necesitamos un amplio rearmamento”.

Los gastos en defensa de Rusia se han multiplicado por diez desde la llegada al poder de Putin en 2000. El ex ministro de Finanzas Alexei Kudrin dijo el mes pasado que si siguen adelante los gastos anunciados, la cifra se duplicará de nuevo en los próximos dos años, pasando del 3 al 6 por ciento del PIB.

El dinero y la motivación son importantes para cualquier aspirante a superpotencia. También la capacidad industrial. Los expertos en seguridad dudan que el empobrecido tejido industrial-militar ruso pueda producir esos productos.

Aseguran que sin la ingente red de pequeños subcontratistas que permitió a la URSS producir de todo, desde balas hasta misiles intercontinentales, las escasas fábricas de armamento (enfocadas fundamentalmente a la exportación) que todavía funcionan no podrán asumir el incremento de pedidos que deberían de empezar a salir de los cuarteles generales en Moscú a finales de este año.

“Ahora hay dinero disponible, y quizás un proyecto como el T-50 sea factible, incluso en las actuales circunstancias de Rusia”, asegura Vitaly Shlykov, experto en guerra en la era soviética y ex viceministro de Defensa de Rusia. “Pero Rusia se ha desindustrializado.

Es básicamente un país del tercer mundo que vive hoy en día de la extracción de crudo. Este programa de rearme es una campaña política, para que Putin se sienta orgulloso. El T-50 es esencialmente una herramienta política”.

Pero Putin aparentemente ignora esos problemas.

El 7 de octubre anunció que Moscú gastará más de 13.000 millones de dólares en los próximos tres años para modernizar más de 1.700 fábricas de armas. “Si queremos tener armas que respondan a las demandas de los combates de hoy en día... tenemos que renovar los complejos industriales militares”, dijo el primer ministro, según recogió Associated Press.

Si el T-50 sale adelante, será un avión de combate impresionante. Los militares lo consideran como un avión de quinta generación, una categoría que sólo ha logrado desarrollar con éxito EEUU con su F-22 Raptor.

Los aviones de quinta generación tienen capacidad de invisibilidad avanzada, súper maniobrabilidad, potencia supersónica y visibilidad de radar más allá del horizonte.

También tienen armas integradas y sistemas de navegación dirigidos por inteligencia artificial, además de estar hechos con materiales de la industria espacial.

Hasta el momento el T-50 ha tenido unos cuantos problemas.
Cuando uno de los dos prototipos existentes se puso en marcha ante Putin y otros altos cargos en la feria de la aviación MAKS de Moscú en agosto, pareció volar lentamente y dio tan sólo unos cuantos giros moderados.

Al día siguiente, cuando se suponía que el avión tenía que ser mostrado al público general, sufrió un incendio durante el despegue y tuvo que ser guardado durante el resto de la exhibición.

Algunos expertos comienzan a sospechar que el T-50, que está siendo desarrollado en parte con colaboración de la India, quizás no esté tan afinado como se dice.

“El hecho de que lo muestren en público no significa que sepamos lo que hay debajo de la capota”, ha declarado Alexander Golts, un experto militar, al periódico online Yezhednevny Zhurnal. “Ni siquiera sabemos los datos básicos, como si tiene motores nuevos o viejos. Cuando hacemos preguntas nos dicen que es alto secreto”.
 
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Comentarios

  1. siempre piensan que solo los yanquiss son dotados de gran inteligancia para fabricar cosas, quizas son de otro mundo o tambien son galacticos como lo tildaronal real madrid con su gran equipo lo que pasa es que somos acomplejados y nos achicamos ante personas que tienenelcerebro podrido de tanta mala fe por esola prensa esta mal vista porque jalan agua para su molino y no dan lo detalles reales al mundo

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  2. Gracias por comentar, en cuanto a tu comentario no tengo nada que decir, saludos.

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