Accidentes en serie destapan agudos problemas en la aviación de Rusia.


El pasado 6 de septiembre, el caza ruso MiG-31 explotó en el aire poco después del despegue del aeródromo de Perm (los Urales). El accidente que causó la muerte de dos pilotos es resultado de la situación actual cuando los aviones de la Fuerza Aérea de Rusia tardan en renovarse mientras que los aparatos viejos se utilizan sin ser sometidos a modernización. Entre una de las causas del accidente se mencionó una falla técnica en uno de los motores del aparato.

Es la segunda catástrofe de un Mig-31 en menos de un año. El 19 de noviembre de 2010, un caza interceptor del mismo modelo se estrelló también en la comarca de Perm, pero ambos pilotos sobrevivieron en aquella ocasión tras catapultarse.

Saltar por encima del abismo
El parque aéreo de la Fuerza Aérea rusa vive un período de transición. La mayor parte de los aparatos que está en sus arsenales fueron construidos hace mucho. Es por eso que surgen problemas continuos durante su explotación. Algunos aviones no se explotan debido a fallas técnicas y otros afrontan situaciones impredecibles en reiteradas ocasiones.

La aviación es un rehén de las decisiones estratégicas tomadas por los altos mandos militares. Inicialmente, el Ministerio de Defensa tardó en modernizar y someter a una reparación capital el parque militar por causas objetivas relacionadas con la falta de financiación. Después, cuando el gobierno destinó más recursos para la defensa los militares decidieron comprar nuevos modelos y durante los últimos 2 o 3 años firmaron numerosos contratos de suministro de nuevos aviones y helicópteros.

La modernización de los modelos existentes se relegó a un segundo plano.
En comparación con los contratos de compra de nuevos aparatos, los recursos destinados para la reparación son más limitados.

Sólo a partir de 2012 y hasta 2014 el Ejército del Aire empezará explotar equipos nuevos, a excepción de los helicópteros ya incorporados los arsenales de la aviación militar. Esta prevista la inclusión de nuevos cazas de combates, Su-35S, Su-34, potenciales Su-30SM y MiG-29K en de los próximos años.


Pero los aparatos existentes tardan en modernizarse. En caso de los cazas MiG-31, sus versiones modernizadas (MiG-31BM) empezarán a comprarse sólo a partir del año en curso. El respectivo contrato fue suscrito durante el Salón Aeroespacial MAKS 2011 que tuvo lugar entre los días 16 y 21 de agosto, en la Ciudad Zhukovski, en las inmediaciones de Moscú. Según la información disponible, se trata de 30 aparatos.

A partir de 2008, la Fuerza Aérea incorporó en sus arsenales un número limitado de los MiG-31BM. Cabe destacar que no se trata de aparatos nuevos sino de la versión modificada de cazas viejos que se someten a un ciclo completo de reparación y modernización. Los últimos cazas interceptores MiG-31 fueron suministrados por su fabricante al Ejército del Aíre en 1994 y desde aquella época, sólo 180 aparatos quedan en sus arsenales, de los que no más que 20 son la versión MiG-31BM. Nuevos aviones de esta clase, cazas interceptores pesados para la defensa antiaérea y antimisiles rusa, no se fabrican en Rusia hoy por hoy y la vida útil de los aparatos viejos está a punto de agotarse.

La empresa aeronáutica “Sokol'”de Nizhni Nóvgorod que ensambló estos aviones se encuentra en un estado deplorable y los MiG-31 no podrán modernizarse a corto plazo. La planta no recibió contratos importantes debido a lo que no pudo renovar su maquinaria, como por ejemplo lo hizo la planta de Irkutsk tras firmar un contrato para la fabricación del Su-30MKI para la Fuerza Aérea de la India y de avión civil de nueva generación MS-21 o la planta de Komsomolsk del Amur (Lejano Oriente ruso) que fabrica los Su-30MKK/МК2 para China, ensambla el Su-35S, realiza la modernización del Su-27, y donde funcionará la cadena de producción del T-50.
 
Cazas de otros modelos se encuentran en una situación similar




La modernización de los cazas Su-27 también tiene problemas. Hace poco las bases aéreas desplegadas en el Lejano Oriente ruso empezaron a poner en sus arsenales la versión modificada de este modelo Su-27SM3. De hecho, es avión nuevo que se construye a base de los modelos desarrollados en el marco de contratos de exportación con China, ya cumplidos.
Pero la cuota de estos aparatos en el parque de los Su-27 (más de 250 cazas) es menos de un 20% y el Ejército no recibe más de 10 aviones al año.

Se puede cifrar esperanzas sólo a la adquisición de 48 aparatos del modelo Su-35S ya mencionado que en realidad mejorarán las capacidades combativas de las escuadrillas de cazas viejos. Tras 2015 o 2016 debe aparecer el caza de perspectiva Т-50. Pero todo esto se hará realidad sólo en un futuro.

La situación con los cazas MiG-29 es aún peor. Su versión modificada MiG-29SMT presentada hace unos 12 años no tiene demanda en la la Fuerza Aérea rusa. El mayor partido de estos aparatos (24 cazas) se incorporó en sus arsenales de manera imprevista. Estos aviones fueron destinados originalmente para Argelia pero este país los rechazó a finales de 2007 alegando que tenían piezas usadas o de baja calidad. Es curioso que los aparatos de este partido sean muy populares debido a la aviónica moderna de fabricación extranjera instalada por orden de los militares argelinos.

Pero el Ejército del Aire ruso no se apresura a comprar estas u otras versiones modernizadas del MiG-29. El último modelo desarrollado en la oficina de diseños "Mikoyán" a partir del modelo MiG-29 a principios de los 2000 fue el caza táctico MiG-35. Pero su destino es incierto. “Seguimos trabajando en el proyecto del caza ligero MiG-35D”, informó el comandante de la Fuerza Aérea Miliar de Rusia, Coronel General Alexandr Zelin, en MAKS 2011.

Esto quiere decir que todavía no se prevé someter a la modernización unos 200 MiG-29.
Podemos seguir citando ejemplos similares. Por ejemplo, la modernización de los aviones de asalto Su-25 avanza muy lentamente y la fabricación de aparatos nuevos no está prevista.
Es poco probable que esta situación cambie antes de que aviones nuevos empiecen a incorporarse en masa en los arsenales de la Fuerza Armada rusa. Pero esto llevará años.
La única salida es centrarse en la modernización y reparación del parque existente. En caso contrario, los aviones continuarán afrontando situaciones impredecibles y sufrir accidentes.
 
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