¿Por qué están los F-18 en Libia y no los modernos Eurofighter?



Los cuatro F-18 que ha aportado España a la operación que se está desarrollando en Libia están participando a diario en las misiones que lleva a cabo la Coalición para hacer cumplir la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en la que establecía una zona de exclusión aérea sobre el país norteafricano. Pero estos aviones no son los más modernos que tiene en dotación el Ejército del Aire en lo que a aeronaves de carácter operativo se refiere.

Ahí están los Eurofighter (EF-2000), en los que se ha realizado una gran inversión (el coste total del programa, todavía no finalizado, es de alrededor de 14.000 millones de euros) pero que, de momento, no han sido empleados, a pesar de que incorporan una tecnología más avanzada que los F-18 en cuanto a aerodinámica, motores, aviónica y fabricación.

De hecho, este potente sistema de armas está integrado por 283 sistemas diferentes, de los que 200 son de nuevo desarrollo. Su estudio, desarrollo y producción es llevada a cabo mediante un programa internacional en el que participan Alemania, Italia, Reino Unido... y España. La cuestión es ¿por qué no se ha aportado el moderno Eurofighter (avión de combate de superioridad aérea y alta capacidad de ataque a superficie) en lugar del F-18, teniendo en cuenta que el Eurofighter -con alta participación de la industria española- es uno de los aviones más avanzados que existen actualmente?

Desde el punto de vista operativo, no es lo mismo un avión que otro. Los F-18 son aeronaves de caza (pueden batir objetivos aéreos) y ataque (pueden atacar objetivos terrestres) mientras que el Eurofighter, al menos de momento, sólo puede desempeñar el rol aire-aire, es decir, que no tendría capacidad para bombardear objetivos en tierra, en el hipotético caso de que tuviera que realizar ese tipo de misión.

En principio, los aviones F-18 españoles que participan en la operación en Libia no tienen como misión asignada bombardear objetivos terrestres pero, en caso necesario, tendrían capacidad para ello. Podría deducirse, por tanto, que los Eurofighter no participan en esta operación, pese a ser más modernos, por si el mando que la dirige (el AFRICOM, situado en Stuttgart) decidiese cambiar la misión que tienen asignada los F-18 (la autoridad sobre estos aviones ya fue transferida por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa al general estadounidense jefe del AFRICOM). Pero esta deducción, aunque admisible, no es la que ha marcado la aportación española al despliegue multinacional en Libia.

Los F-18 españoles estaban asignados al Mando Componente Aéreo de la 16ª Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF) y, aunque no están actuando en el marco de esa NRF, eran los medios españoles que tenían más capacidad para actuar de manera inmediata en el militarmente denominado teatro de operaciones. (Por cierto que la NRF 16 estará, hasta el próximo mes de junio, bajo mando italiano).

Las NRF de la OTAN son fuerzas capacitadas para intervenir, en un plazo máximo de entre cinco y 10 días, en cualquier parte del mundo si así lo decidiese la Alianza Atlántica. Estas NRF se estructuran en fuerzas o mandos componentes (en terminología OTAN) terrestres, aéreos, navales y de operaciones especiales. Son fuerzas conjuntas (porque hay medios y capacidades de los tres Ejércitos) y combinadas (porque en ellas participan efectivos de diferentes países).

Las NRF se adiestran durante seis meses y luego se encuentran en periodo de stand-by durante otros seis (que pueden ser prorrogables a un año en caso necesario). En este segundo periodo es cuando están preparadas para intervenir si lo decide la OTAN. No ha sido así en este caso pero España ha aprovechado que tenía los F-18 preparados para efectuar un rápido despliegue en el marco de la NRF 16 para poner a disposición de la Coalición estas aeronaves.

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