Donald Trump ha bombardeado al régimen sirio con 59 misiles de crucero Tomahawk en respuesta al supuesto ataque químico de Idlib. ¿Por qué los usa el ejército estadounidense y cómo funcionan exactamente estos aparatos? Los cohetes
se llaman así por el hacha de una sola mano que usaban los nativos de
norteamérica como herramienta y como arma arrojadiza y de combate cuerpo
a cuerpo. Tan versátil que incluso se desarrolló un arte marcial
moderno basado en las técnicas de los Cree, Ochikitaw, que incluye el uso y lanzamiento del tomahawk. Ahora es el nombre de uno de los misiles más precisos y mortíferos del planeta.
Cuando en los años 70 las
fuerzas armadas estadounidenses desarrollaron un nuevo misil de crucero
subsónico de gran precisión el nombre parecía perfecto. Así nació el BGM-109 Tomahawk,
el misil empleado en el ataque a la base aérea de Shairat, al oeste de
Siria, que han arrasado las instalaciones de la base y destruido
depósitos de combustible, hangares, barracones y otros edificios. Los
cohetes fueron lanzados hacia las 4 de la madrugada (hora siria) desde
los cruceros de misiles USS Ross y USS Porter, de la clase Arleigh Burke, en algún lugar del Mediterráneo.
El ataque en Siria habría costado más de 93 millones de dólares sólo en munición
El BGM-109 Tomahawk es hoy una familia de misiles que ha evolucionado y se ha modernizado
desde sus despliegues iniciales en los años 80 del pasado siglo.
Pensado en su origen para ataques a tierra, su diseño modular hizo
posible el desarrollo y despliegue de muchas otras versiones como una
antibuque, con cabeza nuclear
(retiradas por tratado internacional) y convencionales de varios tipos y
desde diferentes plataformas de lanzamiento como camiones. Hoy
sólo se usan las lanzadas desde buques y submarinos y armadas con
cabeza convencional, ya sea unitaria de 450 kg (modelos TLAM-C y
RGM/UGM-109E TLAM Block IV) o con cabeza de racimo (modelo TLAM-D) que
dispersa 166 submuniciones BLU-97B.
Todos los miembros de la familia utilizan un motor turbofan Williams F107 de combustible líquido (TH-dimer) para obtener un alcance que varía según la versión entre los 1.700 y los 2.500 km.
Los misiles miden 5,56 m sin el lanzador (con el que llegan a 6,25 m),
un diámetro de 0,52 m y pesan 1.300 kg, más 300 el lanzador. El misil va
dentro de una cápsula presurizada que sirve como lanzador; pueden ser
disparados desde sistemas de celdas de lanzamiento vertical (VLS) o
desde tubos lanzatorpedos de submarinos. Una vez disparado, el
lanzador de combustible sólido ('booster') se separa del misil, que
despliega unas alas de 2,67 m y una toma de aire e inicia su vuelo a
velocidades de unos 890 km/h. En las versiones actuales el sistema de guía es triple:
un sistema inercial, otro de GPS y otro de reconocimiento del terreno
(TERCOM) llamado DSMAC ('Digital Scene Matching Area Correlator',
comparador de superposición de escenas digitales de área).
Hoy sólo se usan las lanzadas desde buques y submarinos y armadas con cabeza convencional
El
sistema inercial o de GPS guía al misil sobre el mar o en regiones con
pocos accidentes (desiertos). Pero es el DSMAC el que le proporciona una
precisión con un error circular probable inferior a los 10 metros y la
posibilidad de planificar rutas de ataque desde diferentes vectores,
esquivando las defensas enemigas.
El DSMAC compara una imagen
electrónica del terreno que sobrevuela con la previamente almacenada en su memoria para orientarse.
Esto permite dos modos de planificación de ataque: rápido, usando sólo
GPS pero con menor precisión, o DSMAC, mucho más preciso pero de
planificación más laboriosa. Las últimas versiones llevan sistemas
mejorados y pueden ser reasignados a otros blancos en vuelo además de
usar todo tipo de datos de puntería procedentes de otros sistemas a
través de comunicaciones en red. Incluso pueden proporcionar una imagen
del blanco segundos antes de estallar. La combinación de gran
capacidad de ataque, enorme precisión y carencia de piloto humano ha
hecho que los Tomahawk se conviertan en la herramienta favorita no sólo
en las fases iniciales de una guerra, para destruir los sistemas
antiaéreos y otros blancos prioritarios, sino también en campañas
punitivas. En la Primera Guerra del Golfo de 1991 se usaron 288 misiles
Tomahawk lanzados desde buques y submarinos (sólo 12).
En 1995 se lanzaron 13 misiles contra una torre de radio clave en territorio serbobosnio,
y en 1999, 218 ejemplares atacaron blancos en Serbia y Montenegro. 50
misiles se usaron en las primeras horas de la Operación Libertad
Duradera en Afganistán en 2001, mientras que en la Segunda Guerra del
Golfo en 2003 hubo más de 800 lanzamientos contra blancos iraquíes.
También se han producido numerosos ataques más pequeños, como represalia
tras atentados o intentando eliminar selectivamente a líderes
terroristas. Según el departamento de Defensa de los EE UU el
precio unitario de la actual versión del Tomahawk es de 1,59 millones de
dólares por ejemplar; esto supone que el ataque en Siria habría costado
más de 93 millones de dólares (sólo en munición). Actualmente tan sólo Gran Bretaña dispone de este misil fuera de los EEUU,
aunque tanto Holanda como España (dos veces) han entrado en
negociaciones para adquirirlo, sin resultado. También Polonia está
interesada en dotar a sus futuros submarinos con esta capacidad. (Jesús.R.G.)
Fuente: https://actualidad.rt.com/
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