Presupuesto de Defensa de Colombia 2015, menos de lo mismo.

Con prioridades dirigidas a la atención y reparación de las víctimas del conflicto armado, el gobierno colombiano, ha presentado su presupuesto para defensa y policía. 

Según el Ministerio de la Defensa de Colombia, con las sumas establecidas, se busca fortalecer la seguridad y la convivencia ciudadana y consolidar las capacidades estratégicas de las fuerzas armadas, objetivo este último, a todas luces ajeno a la realidad, dadas las sumas proyectadas para la inversión y que se traducirían en la adquisición de nuevos sistemas y equipos. En efecto, para la vigencia 2015, las fuerzas armadas de este país, cuentan con un presupuesto de 28.3 billones de pesos (aproximadamente 13.500 mil millones de dólares), equivalente a un 13.1 por ciento del presupuesto total colombiano para la vigencia 2015.

Sin embargo, de esos 28.3 billones, 26.9, es decir, el 95 por ciento, estarán destinados a gastos de funcionamiento, representados en gastos de personal –12.9 billones–, bienes y servicios –4.7 billones–, operaciones comerciales –1.6 billones–, pensiones –5.5 billones–, otros gastos –2.2 billones– y solo un 5 por ciento –traducidos en 1.4 billones–, serán empleados en inversión para por un lado fortalecer la seguridad y por el otro las capacidades estratégicas de las fuerzas militares. Obviamente las cifras por si solas reflejan una realidad muy distinta, pues con cerca solo de 675 millones de dólares para inversión, son muy pocos los sistemas de defensa que pueden incorporarse y que esta nación requiere con urgencia, no solo para darle cumplimiento a uno de los postulados de la “política integral de seguridad y defensa para la prosperidad”, sino para compensar un balance estratégico regional desfavorable en estos momentos y en un escenario geopolítico en el Caribe cada vez mas complicado.

De hecho, el Ministerio ha enumerado los programas en los que se invertirán esos 1.4 billones, mencionando los dirigidos a la “repotenciación de las fragatas”, el “mantenimiento de unidades a flote”, el “mantenimiento de equipo aeronáutico”, la “modernización de equipo aeronáutico”, la “adquisición de equipo marítimo y fluvial”, la “adquisición de equipo de transporte” y planes como los de adquisición de terrenos para estaciones de Policía, así como el mantenimiento de bases de esa institución y de unidades militares, y para la compra de material hospitalario. Las anteriores sumas pueden compararse con las del 2014, cuando, con un presupuesto ligeramente menor, la cifras destinadas a inversión ascendían a los casi 2.2 billones de pesos, lo que en la práctica significa una disminución cercana al 37 por ciento, hecho que por si solo refleja la falta de coherencia entre los postulados y justificaciones con la realidad.

Se postergan, según lo que reflejan los dineros presupuestados, la continuidad del sistema de defensa aéreo –SISDAN–, el desarrollo del proyecto Mariposa –C4i2– de la FAC [Fuerza Aérea Colombiana] y la adquisición de un tanque principal de batalla, por no hablar de la urgente renovación de la flota de cazas LIFT´s de la fuerza aérea, así como de un nuevo caza de superioridad aérea, a pesar de que se han adelantado peticiones de diferentes sectores institucionales, presentadas ante la comisión segunda del Senado Colombiano y que advierten de la necesidad de iniciar cuanto antes un programa de adquisiciones de nuevas plataformas de este tipo. El gasto de la defensa colombiana, entonces, aumentará solo un 0.7 por ciento y su peso en el producto interno bruto de este país, pasará de un 3.7 por ciento a un 3.4 por ciento, en el afán de la actual administración nacional de financiar a como dé lugar, la etapa de postconflicto que se avecina y que sin lugar a dudas incidirá (no tan positivamente) en las actuales percepciones y situaciones de seguridad urbana, que vienen degradándose desafortunadamente. (Jesús.R.G.)


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