Putin cambió para evitar guerra con un final incierto y alto costo.

 
En un tono menos ominoso que en declaraciones anteriores sobre Ucrania, Putin dijo en una conferencia de prensa en el Kremlin que Rusia había retirado las tropas que amenazaban a Ucrania a lo largo de la frontera y que pidió a los separatistas que abandonaran el plan de realizar un referéndum hoy domingo. Rusia aceptaría las elecciones presidenciales convocadas en Ucrania para el 25 de mayo, si se reconocían los reclamos de autonomía planteados por el este del país. 

Pero, el pedido de Putin a los separatistas prorrusos tuvo respuesta negativa. La votación destinada a legitimar a dos nuevos países en Europa -las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk- aunque se estima que tendrán corta vida, comenzó ayer, creando el riesgo de una nueva escalada en el conflicto de Ucrania. El presidente de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Roman Lyagin, dijo que imprimieron tres millones de papeletas y se establecieron 1.527 lugares de votación. 

Escepticismo
Putin sostuvo que Rusia quería impulsar los esfuerzos de mediación liderados por los europeos. Indicó que no sabía si las conversaciones entre las partes enfrentadas en Ucrania eran realistas, pero estaba decidido a darles una oportunidad, lo que fue, en particular, una sugerencia de la canciller de Alemania, Angela Merkel, de que los diferentes grupos participen de una mesa redonda de discusión. "Simplemente creo que si queremos encontrar una solución de largo plazo a la crisis en Ucrania, la única posible opción es el diálogo abierto, honesto y equitativo", dijo. 

Mientras los gobiernos de Occidente dieron la bienvenida al aparente cambio de posición de Putin, también surgió abundante escepticismo, en parte debido a su actuación en Crimea. Putin negó de manera reiterada que hubiera soldados rusos involucrados en la región, para terminar admitiendo que era así. Gran Bretaña también reaccionó con cautela ante la declaración de Putin, indicando que ya había anunciado una considerable retirada de sus fuerzas, en una conversación telefónica con Merkel, pero en realidad solo había movido un batallón a una distancia modesta. Un jerarca dijo que las fotos satelitales permitirán verificar las aseveraciones de Putin, aunque ese proceso lleva tiempo. Las jerarquías de la OTAN indicaron que hasta ayer, no hubo indicios de la retirada de las fuerzas rusas. 

Sin control
De cualquier manera, las autoridades británicas consideraron positivos los comentarios de Putin. Sugirieron que quiere evitar una confrontación económica más grande con Estados Unidos y la Unión Europea (UE) y que algunas preocupaciones de los empresarios rusos pueden haber llegado finalmente el estrecho círculo allegado a Putin. Si bien el mundo fue sorprendido por la súbita ofensiva de paz de Putin, analistas en Moscú señalaron varios motivos militares, económicos y políticos para el cambio de rumbo. Primero, existe la sensación creciente en Moscú, al igual que en otros países, que la situación en Ucrania rápidamente se asemeja a la de Yugoslavia en 1991, cuando el ex satélite soviético se partió en pedazos. La violencia entre varios grupos crea hechos en el terreno que nadie puede predecir ni controlar. Agregaron que esa dinámica fue alimentada, en parte, por los informes difundidos a toda hora por la televisión estatal rusa de que Ucrania era golpeada por la violencia instigada, principalmente, por células neofasciatas surgidas del oeste del país. Sin embargo, con la notoria excepción de los 42 muertos en Odessa, lejos de los centros candentes de Slaviansk y Donetsk, la violencia estuvo confinada a escaramuzas. 

Pero, hay señales preocupantes de que eso está cambiando, "El problema es que en este tipo de conflicto, una vez que ocurren hechos inesperados y hay consecuencias imprevisibles, resulta imposible controlar la situación", dijo Sergei A. Karaganov, quien se desempeña en el ámbito académico y periódicamente asesora al Kremlin en política exterior. Otros motivos siguen cierta lógica. Putin quiere definir el futuro de Ucrania, pero una invasión por parte del Ejército ruso sería muy costosa, sangrienta e imprevisible. Aun una invasión nominalmente exitosa podría generar una insurgencia en el este de militantes pro ucranianos, mientras la partición del país dejaría a Rusia la carga de un estado fallido en el sur de Ucrania que requeriría miles de millones de dólares para reestructurarlo. Asimismo, crearía un estado proeuropeo y antirruso en el oeste de Ucrania, que probablemente se incorporaría a la OTAN lo más rápido posible. Una invasión llevaría a la UE a acompañar a Estados Unidos para imponer sanciones más duras que podrían tener como blanco grandes sectores de la economía rusa, como la banca, la energía y la siderurgia. Los analistas indicaron que el objetivo ruso en Ucrania siempre fue claro. Putin quería anexar a Crimea a un costo mínimo, lo que parece haber logrado. 

En general, las autoridades en Estados Unidos y UE han estado centradas en una posible división de Ucrania, y dejaron a Crimea en segundo plano. Señalan que Putin quiere mantener su capacidad de manipular los acontecimientos en Ucrania, con la finalidad de mantener al país fuera del alcance de la UE y la OTAN. Con esa finalidad, Rusia ha impulsado la autonomía regional, un concepto resbaladizo que le deja mucho lugar para maniobrar más adelante. Si puede lograr que los mediadores europeos impulsen un plan de autonomía que mantenga al sureste de Ucrania en la órbita de Rusia -sin arriesgar a su Ejército o recibir sanciones-, mejor aún. "En realidad, no prometió nada", apuntó Kirill Rogov, un analista económico y comentarista político, en Moscú. "Demostró que controla la tensión en Ucrania. Puede hacer volver la situación a altos niveles de violencia en cualquier momento. No rechazó el referéndum. sino que propuso aplazarlo". Quizás, por sobre todo, Putin es conocido por rechazar el caos, y el sureste de Ucrania avanzaba en esa dirección. 

Sangriento. 
"Tomó la decisión para que Rusia no se involucrara más en Ucrania y para no aumentar las chances de violencia allí", dijo Konstantin von Eggert, un analista político independiente y comentarista de la radio Kommersant FM. La mayoría de los analistas cree que Putin quería evitar una guerra y señalaron que una incursión armada menor en Ucrania hubiera sido insuficiente para resolver la crisis. 

En cambio, podría haber derivado en una lucha prolongada, sangrienta y costosa, que podía afectar la reputación que ganó al anexar a Crimea casi sin derramar sangre. "Pero, esto no iba a ser incruento", dijo von Eggert. "Iba a ser una guerra verdadera, no mediante los nuevos métodos, sino una guerra al viejo estilo. Es algo que Putin no quiere". A raíz de una guerra en Ucrania, el apoyo popular intenso que Putin generó en los últimos meses y el fulgor de la renovada fuerza de Rusia, se evaporarían. 

Rusia presiona y amenaza con el gas 
El ministro de Energía de Rusia anunció que Ucrania deberá pagar por adelantado, a partir del 1° de junio, el suministro de gas a causa de su saldo pendiente, que asciende a miles de millones de dólares. "Rusia instaura un régimen de prepago para el suministro de gas a Ucrania", anunció el ministro, Alexander Novak, en un comunicado. Las autoridades de Kiev tenían hasta el miércoles para pagar su deuda de gas de más de 3.500 millones de dólares hacia Rusia, pero hasta ahora Moscú no ha recibido ningún pago, precisó el comunicado. El presidente Vladimir Putin pidió en abril al gigante ruso Gazprom que, por el momento, no exija a Ucrania un pago previo por el gas, en espera de nuevas negociaciones para rebajar la tensión entre los dos países. 

Ucrania se niega a pagar el nuevo precio del gas impuesto por Moscú, de casi 500 dólares los 1.000 metros cúbicos, un aumento del 80% desde la destitución a fines de febrero del presidente prorruso Viktor Yanukovich. Esta exigencia de Moscú pone en peligro el suministro de gas a Europa, que transita en parte por territorio ucraniano. EL 15% del gas ruso que va desde Rusia a los 28 países de la Unión Europea pasa por Ucrania. Ucrania tiene sus arcas vacías y tuvo que pedir 17.000 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) para no declarar una moratoria de deuda. El peligro ahora puede ser que Kiev empiece a tomar gas originalmente destinado a sus vecinos europeos, algo que no dudó en hacer entre 2006 y 2009, en medio de otra guerra de precios con Moscú. Ucrania recibió el año pasado cerca de 30.000 millones de m3 de gas de Rusia, cerca de la mitad de su consumo total. Europa compró por su parte más de 160.000 millones de m3 de gas ruso en 2013.


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