La introducción de diversas sanciones
occidentales contra Rusia podría tener un efecto inesperado: la industria
nacional está viviendo un renacimiento y ha comenzado a buscar activamente
alternativas para reemplazar componentes importados, también en las industrias
de tecnología más puntera.
Se está desarrollando en Friazino, una
ciudad cercana a Moscú, un ordenador con una potencia de procesamiento de 1,2
petaflops. Esto es, será capaz de procesar 1,2x1015 operaciones de coma flotante por
segundo. Hoy en día existen en el mundo muy pocas máquinas de este tipo. Según Andréi Zverev, director general del
holding Roselektronika, que está llevando a cabo el trabajo, el rasgo clave del
ordenador será que sus principales componentes básicos, incluyendo los
procesadores, estarán fabricados con productos desarrollados en Rusia. Sin
embargo, en la primera fase, la producción de las piezas de la supercomputadora
quizá esté localizada en el sudeste asiático. Pero todo el desarrollo
intelectual pertenecerá a Rusia. Andréi Zverev afirma que la potencia que
tendrá será suficiente para los cálculos que necesita realizar la industria
militar rusa. La capacidad de la supercomputadora permitirá que la mayor parte
de las pruebas a gran escala o en vivo sean reemplazadas por prototipos
informáticos, lo que reducirá significativamente el tiempo necesario para las
pruebas, así como sus costes.
Según declaró el presidente de la
Corporación de Aviación, Mijaíl Pogosián, al corresponsal de Rossíyskaya
Gazeta, la simulación por computadora proporciona oportunidades para
reducir considerablemente el ciclo de diseño y los tests de vuelo del prototipo
del caza de quinta generación T-50. En un futuro cercano, las pruebas por
computadora se convertirán en una práctica común para los desarrolladores
nacionales de tecnología militar. Rusia está buscando sustituir los productos
de importación lo máximo posible, especialmente en la ingeniería aeroespacial.
Según Andréi Zverev, si se aplican las sanciones contra Rusia a pesar de todo, esto no obstaculizará el progreso tecnológico ruso, sino que
tendrá el efecto contrario, aunque serán necesarias inversiones adicionales. En
cualquier caso, dentro de tres o cuatro años, la industria radioelectrónica
nacional será capaz de producir hasta un 90 % de la carga total de los
satélites civiles y militares en sus propias fábricas dentro del país. Además, somos testigos de una tendencia
hacia la optimización y unificación de los componentes. Por ejemplo, en la actualidad se pueden
llegar a utilizar dentro de aviones nacionales más de 20.000 tipos de piezas;
en contraste, la Agencia Espacial Europea permite que se usen a bordo
únicamente 1.000 tipos de componentes electrónicos.
Fuente: http://es.rbth.com/
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