"La OTAN necesita una excusa para desplegar músculo en Europa".


La OTAN necesita cualquier excusa para poner en marcha su arsenal y desplegar músculo en el escenario europeo, declaró el analista internacional Txente Rekondo en RT. La OTAN ha decidido cooperar con Rusia y se plantea aumentar la presencia militar en Europa del Este, anunció el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. El máximo representante del organismo hizo estas declaraciones antes de una serie de reuniones que mantendrán los ministros de Exteriores de la alianza en Bruselas que empiezan este martes y que tendrán como tema clave la cuestión de Crimea y la situación en Ucrania. 

Según el analista internacional Txente Rekondo, la OTAN está intentando enclaustrar a Rusia con sus bases, sus amenazas y su política expansionista. La alianza necesita cualquier excusa para poner en marcha su arsenal, no necesariamente de cara a una intervención militar, pero sí para "desplegar músculo en el escenario europeo", indicó. Además, el analista subrayó que "teóricamente la OTAN es, a día de hoy, el garante de la defensa de la UE" por la ausencia de una propuesta militar común del bloque. 

Intereses en la venta de armas 
Varios países europeos que habían reducido sus gastos militares en el marco de medidas anticrisis, se manifiestan ahora dispuestos a aumentar sus presupuestos en materia de defensa. En este sentido, ante los acontecimientos en Crimea, algunos miembros de la OTAN ya prometieron que asignarán un 2% del PIB a fines militares, tal y como lo exige la alianza. Sin embargo, Rekondo señaló que es importante destacar los intereses detrás de la venta de armamento. 

"Las grandes empresas armamentísticas son las que al final están moviendo grandes cantidades de dinero y al mismo tiempo están condicionando sobremanera la política exterior" de ciertos actores, afirmó el experto. Asimismo, recordó que muchas veces el mejor laboratorio para probar los nuevos armamentos son las pequeñas guerras. A su juicio, se están volviendo a repetir esquemas que se creían superados. Por ello, la firma de la Carta de París en 1990, que ponía fin a la llamada Guerra Fría, ha quedado en "papel mojado". "Año tras año hemos visto como esa declaración no ha sido implementada", subrayó Rekondo. 


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