La defensa en Sudamérica.


Semanas atrás el Centro de Estudios Nueva Mayoría divulgó un adelanto de su Balance Militar de América del Sur 2013, un informe instructivo que sigue la línea del Military Balance que hace decenios edita el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres. El estudio comprobó que, iniciado el siglo XXI, varios de los países de América del Sur se embarcaron en un proceso de "modernización de sus instrumentos militares", aunque ello no autorice a hablar del comienzo de una carrera armamentista. En el período 2008-2012 los presupuestos militares de América del Sur crecieron un 25,06%, y pasaron de u$s 50.300 millones a u$s 62.694 millones. Un incremento en línea con lo ocurrido a nivel mundial, donde a pesar de las restricciones impuestas por la crisis económica, el gasto militar total se elevó un 19,7%, de u$s 1.464.000 millones en 2008 a u$s 1.753.000 millones en 2012. Destaca el trabajo que todos los países sudamericanos aumentaron sus presupuestos de defensa, aunque sugiere tomar con pinzas los valores absolutos y considerar en cambio la situación económica de cada estado. Así, con respecto a nuestro país, el informe subraya que "el incremento del presupuesto sólo responde a intentar mantener su nivel frente a la inflación".


El gasto de la Argentina en defensa representó el 0,87% de su PBI en 2008; el 0,84% en 2012, y el 0,97% en lo que se previó para 2013. En relación con el presupuesto nacional, el gasto militar argentino se redujo del 5,54% en 2008 al 4,26% en 2012, una tendencia de vieja data que se encuentra en marcado contraste con las políticas que siguen Brasil y Chile, los dos países que siempre figuraron en las hipótesis de conflicto argentinas. Brasil dispone del undécimo presupuesto militar a nivel mundial y representa el 50% del total de gastos en defensa de la región, mientras que Chile, indica el informe, "continúa desarrollando un sistemático proceso de reequipamiento de sus FF.AA. destinado a incrementar sensiblemente la capacidad operacional". Resulta importante mencionar el porcentaje del gasto en defensa que se asigna a inversiones. El líder en ese rubro es Venezuela, con el 41% (u$s 2.035 millones en 2012). Le siguen una vez más Chile (con el 26,7%) y Brasil (18,67%). En el caso brasileño las cifras dirigidas a inversiones subieron 2,5 veces entre 2008 y 2012, pasando de u$s 2.496 millones a u$s 6.286 millones.
Como era previsible, los países que menos gastan en inversiones son la Argentina, con el 2,8% de su gasto militar (apenas u$s 115 millones en 2012) y Uruguay, con 2,7% (u$s 25 millones).



En cuanto a armas concretas, Chile se destaca por ser el país que tiene la dotación más moderna de tanques (200 Leopard 2 de fabricación alemana), mientras que Brasil es el único que cuenta con un portaaviones y con una "importante cantidad de buques para operaciones anfibias". Prosigue además con un programa de construcción de más unidades de superficie y submarinos. Con respecto a la aviación, sólo cuatro países tienen cazas de última generación: Brasil (con Mirage 2000 franceses); Chile (F-16 estadounidenses); Perú (Mirage 2000 y MiG-29, rusos), y Venezuela (F-16 y Sukhoi-30, también rusos). El informe advierte que los aviones de la Fuerza Aérea argentina, antaño líderes de la región y de gran desempeño en la guerra de las Malvinas, se encuentran al límite de su vida útil y sólo el 20% se hallaría en condiciones operativas. Este somero repaso de la defensa en América del Sur lleva a pensar que, con la excepción de la Argentina, todos los otros grandes países de la región decidieron algún tipo de refuerzo o modernización de sus Fuerzas Armadas, incluso bajo gobiernos de orientación izquierdista o populista. Eligieron el realismo y descartaron el prejuicio antimilitar que los dejaría indefensos ante cualquier tipo de agresión, interna o externa. Una lección para tener en cuenta.
¿Qué opinas de esta noticia? Coméntalo en: Esta notícia, Twitter y Facebook 
 

Comentarios