España negocia alianzas en la UE para fabricar y exportar vehículos militares.


EL MINISTERIO DE DEFENSA EJERCE DE MEDIADOR/ La francesa Nexter Systems, la alemana Krauss-Maffei Wegmann y las italianas Iveco y OTO Melara sondean a Indra y Santa Bárbara para construir los nuevos 8x8. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, tiene una gran obsesión: que España disponga de una industria militar potente con capacidad exportadora. Pero no lo tiene fácil, ya que la mayor parte del equipamiento que se construye en el país tiene licencia de exportación a nombre de empresas extranjeras. Por ejemplo, los tanques Leopard 2 (fabricados por Santa Bárbara Sistemas) no pueden venderse sin el permiso de Alemania, y gran parte de los sistemas de combate de las fragatas construidas por la pública Navantia cuentan con patente de EEUU, lo que limita su venta por parte española. Pero el Gobierno está trabajando de la mano del sector privado para acabar con esta situación.

Uno de los programas más ambiciosos en los que trabajaba Defensa hasta el inicio de la crisis era la construcción de una nueva hornada de vehículos acorazados para el Ejército de Tierra, los 8x8 aunque oficialmente el Ministerio ha anunciado que el programa está enterrado (al menos hasta que la situación económica mejore), existen movimientos en el sector para reanimarlo. Según ha podido saber EXPANSIÓN de fuentes del sector, destacadas compañías europeas están sondeando a empresas españolas para establecer asociaciones con las que construir estos vehículos. El objetivo último es que éstos tengan licencia de exportación española, por lo que España sería autónoma para venderlos al exterior. El Gobierno pondrá estos planes sobre la mesa en el próximo Consejo Europeo de Defensa, que se celebrará este mes en Bruselas, y en el que los jefes de Estado y Gobierno de la UE debatirán sobre la conveniencia de que sus respectivas industrias se integren o busquen alianzas para lidiar con los competidores extranjeros.

Candidatas
Las compañías europeas interesadas en esta alianza con España son las alemanas KraussMaffei Wegmann y Rheinmetall, la francesa Nexter Systems y las italianas Iveco y OTO Melara. Entre las empresas españolas con las que han mantenido conversaciones destaca la multinacional Indra, que cuenta con una potente división de tecnología para uso militar. Según explican las fuentes, esta compañía podría ser la candidata a diseñar el sistema de comunicaciones de los vehículos. Por su parte, Santa Bárbara Sistemas, a su vez propiedad de la estadounidense General Dynamics, podría encargarse del blindaje.
Pese a tratarse de operaciones del sector privado, el Ministerio de Defensa está implicado en ellas, ya que los movimientos de la industria militar tradicionalmente adquieren el nivel de política de Estado por sus consecuencias  económicas y de seguridad en las operaciones del Ejército en misiones internacionales.
Los países de la UE están más interesados que nunca en integrar sus industrias militares después de varios años de sucesivos recortes en sus presupuestos nacionales de Defensa. El de España, sin ir más lejos, ha caído un 30% desde 2008. Las fuentes consultadas señalan que el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, es uno de los principales impulsores de esta alianza en Bruselas.
Además de la tradicional competencia que suponen las grandes compañías de EEUU (Boeing, Lockheed Martin, Raytheon), la industria europea se enfrenta a países como Turquía, Corea del Sur e India, cuyas industrias han crecido mucho en los últimos años. Además, su posición geográfica y geopolítica les sitúa en una posición privilegiada para conseguir contratos con las potencias emergentes de Oriente Próximo y Asia. En el Gobierno español están convencidos de que la industria militar es clave para revitalizar el tejido industrial y crear empleo de calidad. El propio Pedro Morenés señaló recientemente que "cada euro invertido en la industria del sector genera 2,6 euros en la economía, y la actividad exportadora tiene un factor multiplicador superior a tres". 

El problema que tiene actualmente España es que, debido a los altísimos compromisos de pago que tiene contraídos por contratos de armamento firmados hace varios años y debido también a la escasez presupuestaria, no dispone de la liquidez necesaria para realizar nuevos encargos. "En estos momentos la capacidad de compra de España es mínima, pero la de exportación es óptima", indican fuentes empresariales. "Las compañías españolas tienen una gran capacidad para ofrecer soluciones técnicas y de I+D que puedan integrarse en sistemas de defensa extranjeros ya existentes y hacerlos así más competitivos", añaden. "Pero la industria española tiene que dejar de depender del presupuesto del Estado para funcionar, algo a lo que se ha acostumbrado en los últimos años. Se tiene que buscar la vida", alertan.

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