El Pentágono invirtió 300 millones de dólares en un dirigible espía para enriquecerse.



El Pentágono invirtió unos 300 millones de dólares en un dirigible espía que luego revendió a su creador por una suma diez veces menos. La decisión desató una ola de críticas por parte de grupos de controladores. "No esperamos que funcionen perfectamente todas las inversiones militares", dijo Steve Ellis, de la organización Taxpayers for Common Sense (Pagadores de impuestos por el sentido común), a 'LA Times'. "Pero esta venta es un insulto en el contexto de nuestros problemas fiscales. Los contratistas están felices: les pagaron un dineral y ahora han devuelto el dirigible también". El aerostato, resistente a las balas, fue elaborado para el monitoreo de los insurgentes en Afganistán y es capaz de mantenerse en el aire por más de 3 semanas. 

Equipado con modernas cámaras, sensores y diversa tecnología espía, y tras demorarse 8 meses más de lo previsto para su creación, el modelo resultó muy pesado. Después de un solo vuelo de prueba, el Ejército tomó la decisión de desecharlo. La industria armamentista tiene un poder inmenso sobre el Congreso estadounidense y lo aprovecha para enriquecerse, opina Eladio José Armesto, vicedecano del Colegio de periodistas Cubano-Americano. "Compran a los congresistas para que haya trabajo para la industria armamentista (…) y consiguen los fabulosos contratos, y los millones y millones de dólares en el presupuesto nacional", señala. "No existe ninguna razón para que el Gobierno estadounidense ponga más prioridad en la adquisición de armamentos y en dar contratos a la industria armamentista que en la salud y el bienestar de sus ciudadanos", añade. 

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