Israel, entre la espada de Egipto y la pared de Estados Unidos.


Tras la transición política que ha tenido lugar en El Cairo, las tensiones entre Israel y Egipto se acrecientan. La relación entre ambos países, que solía ser amistosa, se ha convertido en algo más tirante.

Las relaciones entre Israel y Egipto ahora parecen regirse por la frase hecha que reza que “no hay peores enemigos que los antiguos amigos”. Israel parece sentirse cada vez más amenazado por su inquieto vecino, que todavía no se ha recuperado del vertiginoso cambio en el poder y está administrado por una ley de emergencia.

La tensión entre los países se elevó después de que cinco soldados egipcios fueran tiroteados por los israelíes en territorio egipcio. El ambiente se caldeó aún más cuando sucedió un ataque contra la Embajada de Israel en El Cairo, que dejó tres muertos y casi mil heridos y destruyó el muro construido para proteger el edificio.

Y la intervención de Estados Unidos en el asunto solo empeoraría la situación. Washington ve difícil estrechar la mano a la recién nacida democracia árabe y, por otra parte, proteger a Israel, su principal aliado en la región. Varios analistas subrayan que EE. UU. y otros poderes occidentales solo protegen sus propios intereses en la zona bajo el disfraz de la lucha por los derechos humanos. “El principal problema con Washington y las potencias occidentales y el modo en que actúan es que se preocupan tan solo por sus intereses, no por los derechos humanos o algo más. Y cuando los intereses se convierten en el motor principal, el juego se hace sucio,” opina el analista independiente Ahmed Ebeid.

Se hace evidente que el país hebreo, que ahora está apretado entre el pesado control de EE. UU. y la influencia de sus vecinos, deberá esforzarse mucho para evitar un final trágico en el futuro.

Fuente: http://actualidad.rt.com

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